La leguleyada de Petro
El fallo del procurador en el caso de Petro se legitimó infinitamente cuando se ajustó a la ley dejando de lado las consecuencias políticas de su decisión. No hay nada más valioso para un Estado de derecho que los órganos judiciales y de control decidan en legalidad antes que políticamente.
Sin embargo, ahora se atravesó la Registraduría convocando una elección atípica (revocatoria) el 2 de marzo de este año. En este tiempo, es decir, de acá al 2 de marzo, pueden sucederse, en principio tres protuberantes circunstancias: i) que el procurador no alcance a confirmar el fallo; ii) que si lo haga y, iii) que lo revoque.
Frente a esta última hipótesis es muy poco probable que ello suceda habida cuenta lo impecable de la decisión primera y su sobrada motivación. Por su parte, si no alcanza a resolver el recurso de reposición interpuesto contra la primera decisión, tendremos elecciones: si las ganamos los que vamos por el SI a la revocatoria, todo será más fácil pues en las urnas se re-legitimará políticamente la decisión jurídica adoptada por el ministerio público. Pero si es el NO el que gana, la posición del procurador se tornará cada vez más compleja pues no faltarán aquellos que aleguen la victoria política como parapeto jurídico. La decisión por abstención sería menos gravosa.
Para finalizar, si el procurador confirma la destitución de Petro, por expresa disposición legal (art. 91 No. 2 de la ley 1437) no se podrán llevar a cabo las elecciones el 2 de marzo.
Como ven, la trampa esta puesta: El recurso de reposición de Petro estará plagado de solicitud de pruebas aun cuando sean absolutamente innecesarias e improcedentes. Si el procurador no las decreta, se le fustigará judicialmente su arbitrariedad y se solicitará la nulidad de todo lo actuado so pretexto de la violación del debido proceso. Si las decreta, tendrá que practicarlas y es muy probable que ello no se pueda hacer antes del 2 de marzo de 2014, con lo cual la elección sería inevitable.
A todo eso se le suma una inusitada recusación por parte de la defensa de Petro, no para excluir ya al señor procurador del camino sino para dilatar el proceso y ganar tiempo.
Qué paradoja: el ex terrorista Petro asesinó, secuestró y chantajeó a los colombianos en protesta de las leguleyadas de un establecimiento corrupto para ahora hacer exactamente lo mismo que el juró atacar.
* Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.