La guerra en Ucrania | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Junio de 2022

Transcurridos cien días de guerra entre Ucrania y Rusia, la opinión mundial se va adormeciendo y los diarios occidentales destacan menos las noticias sobre los muertos, heridos y millones de desplazados, pese a los efectos materiales de destrucción y las terribles noticias sobre la infinidad de viudas y huérfanos que deja la horrible contienda.

Rusia con sus 14 millones de kilómetros de extensión es   considerado por la geopolítica como el país pivote del universo, con fronteras con 16 países, entre otros con Estados Unidos, varios de Europa, China y otros asiáticos. Esa situación geopolítica y la necesidad de garantizar la salida al mar, obligan a Moscú a sostener un ejército formidable para mantener el control territorial, aéreo y marítimo. Pese a su extensión y riqueza, el tamaño de su economía contrasta con el de su gigantesca extensión, pues según expertos sería similar al de Texas. Lo que no debe llamar a engaño, en cuanto en tecnología y armamentismos y científicos, sobrepasa a muchas naciones.

La expansión Rusia data de siglos y de tiempos de los zares, tras sufrir terribles invasiones y guerras. No se puede olvidar que la hazaña de Napoleón de invadir Rusia con medio millón de veteranos, artillería y cañones, junto con miles de caballos hasta llegar a Moscú, deriva en el incendio de la ciudad, la guerra de guerrillas y tierra arrasada de los nativos, hasta la heroica retirada, apenas con unos 15.000 hombres. Y la intervención del Zar en París.

Se decía que el rublo se desplomaría en tanto sufriese el bloqueo económico de Occidente. La UE y los Estados Unidos han tomado medidas drásticas de embargo de fondos oficiales y particulares de ese país. Lo mismo que sobre el pago del gas y el petróleo que exporta. Son medidas hostiles que buscan paralizar y desplomar su economía, que requiere de millonarios fondos para sostener la presión bélica sobre Ucrania, más el rublo se mantiene.

El canciller Adolfo Hitler, el mismo día de su posesión en el parlamento, advirtió que no volvería a cometer el error del Estado Mayor alemán, durante la Primera Guerra Mundial, de llevar la conflagración en dos frentes, lo que olvida en el curso de la contienda. Además, al avanzar sobre Moscú desvió sus tropas para intentar tomar Stalingrado. Donde desangró y debilitó su poderosa maquinaria militar. Entre tanto, los Estados Unidos, rearmaron a Rusia, hasta convergir desde Inglaterra, junto con el desembarco en Normandía, mientras avanza implacable la fuerza militar de la Unión Soviética hasta Berlín, ciudad que destruyen y divide, mientras Hitler se suicida.

Estados Unidos, parece estar repitiendo el esfuerzo de rearme que hizo a favor de la Unión Soviética en Ucrania, con la diferencia que no podemos olvidar que los misiles nucleares rusos apuntan a objetivos europeos y estadounidenses, que podrían ser lanzados en situación agónica de Moscú. Así que lo más conveniente, como sostiene Kissinger, es buscar el apaciguamiento para avanzar en una negociación que todavía es factible. 

Entre tanto, los vasos comunicantes de la economía mundial detectan los efectos negativos por cuenta de la carencia de materias primas y abonos de Rusia y Ucrania. El alza del crudo, ha sido una bendición para naciones como Colombia, que ve multiplicados sus ingresos por cuenta del oro negro, en medio de los crueles efectos de la pandemia. Todo lo cual es momentáneo y tiene en aprietos a Europa. En países como el nuestro, donde varias veces hemos dilapidado esos recursos, se olvida que las naciones más industrializadas con posterioridad nos pasan la cuenta de cobro de las alzas con grandes recargos en los productos que debemos comprarles.

En una visión panorámica del conflicto entre Rusia y Ucrania, como en su repercusión mundial, no debemos olvidar que nuestra región atraviesa por una etapa de involución, de retroceso ideológico y político, donde resurgen visiones retardatarias y fracasadas del mundo. El modelo comunista hizo implosión en la Unión Soviética estruendosamente. En China, prevalece una suerte de capitalismo ligado al poder del Estado, mediante la coexistencia con la empresa privada. China es la potencia qué en medio de la pandemia, de la crisis económica mundial, mantiene o recupera sus índices de crecimiento, en parte por su inmenso y poderosos mercado interno. Colombia, en medio de los desafíos de las grandes potencias, debe ser prudente y defender mediante la diplomacia sus intereses.