A propósito del virtual triunfo de Joe Biden, quién está próximo a cumplir 78 años, se ha vuelto a hablar del tema de la edad apropiada para asumir responsabilidades de gobierno. La gente se pregunta si a esa edad se está en condiciones apropiadas para someterse a intensas jornadas con equipos de asesores y al estrés que produce la dinámica diaria y el ritmo que supone enfrentar la complejidad de los asuntos internos y de política exterior para el presidente de los Estados Unidos, que debe liderar la solución de muchos conflictos en el mundo y promover los valores de la democracia occidental.
Dicen las crónicas que Joe Biden sería el dirigente de mayor edad en asumir la presidencia del gran país del Norte, después de Reagan y Trump, quienes llegaron de 69 y 70 años respectivamente. En el siglo XIX, el presidente de más edad en asumir el cargo en Estados Unidos fue William Henry Harrison, quién llegó al gobierno a los 68 años y murió de neumonía un mes después de tomar posesión del cargo en 1841. Su muerte sorpresiva demostró los vacíos que había en la sucesión presidencial hasta que se adoptó la vigesimoquinta enmienda, en 1967.
Harrison se desempeñó como ministro plenipotenciario o embajador en la Gran Colombia en 1828 y durante su gestión, dicen las crónicas, alcanzó a proponerle a Bolívar adecuar nuestro sistema político al estadounidense.
Gobernantes longevos ha habido en diferentes regímenes en distintas épocas, principalmente en los países totalitarios y en las monarquías; en las últimas actúan como jefes de Estado, la reina de Inglaterra acaba de cumplir 94 años. Pero esa posibilidad no existe en los países presidencialistas porque sus gobernantes están sujetos a periodos fijos.
En Colombia tuvimos una traumática experiencia con la elección de Manuel Antonio Sanclemente como presidente -de 84 años- y José Manuel Marroquín, de 71 años, en 1898. Las condiciones de salud del anciano presidente Sanclemente lo obligaban a permanecer en Villeta porque tenía un clima más benigno para sus dolencias y en la práctica trasladó a esa población su despacho presidencial, hasta que sobrevino el golpe de Estado del 31 de julio de 1900 encabezado por el vicepresidente Marroquín.
El accidentado gobierno de Marroquín, que culminó en 1904, tuvo que afrontar la guerra de los Mil Días y la dolorosa separación de Panamá en 1903, por no aceptar el Tratado Herrán-Hay. Muchos creen que el golpe de Estado de 1900 y la separación de Panamá, que le negó a Colombia el siglo XX, son atribuibles a la edad avanzada del señor Sanclemente, lo mismo que a la edad y la impericia en el arte del gobierno del señor Marroquín, porque ese momento histórico reclamaba hombres experimentados y de mejores condiciones físicas y mentales.
Con los argumentos anteriores no queremos significar que el señor Biden se encuentre en similares circunstancias de incapacidad, pero en la mitad de su gobierno cumplirá 80 años y es válido pensar que con 82 años al final de su administración no pueda aspirar a la reelección.