Hace una semana escribí sobre la declaración de Great Barrington. Un texto escrito por tres grandes profesores, científicos y epidemiólogos de tres de las mejores universidades del mundo: Harvard, Oxford y Stanford, que argumentan la necesidad de proteger a los más vulnerables y mantener en la “normalidad” a los más jóvenes y sanos, con el fin de lograr la inmunidad de rebaño. Su argumento principal es que las cuarentenas están haciendo más daño que el virus.
Los planteamientos de estos profesores van en contravía de lo recomendado por expertos y organizaciones internacionales. Además, son contrarios a las decisiones de la mayoría de los gobernantes para enfrentar la pandemia.
Solo los países nórdicos han tomado medidas similares a las propuestas en la declaración. Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia han tenido medidas flexibles y han tenido cuarentenas muy cortas. Incluso, en Noruega hasta hace un par de semanas no era obligatorio el uso del tapabocas en lugares públicos y los colegios solo estuvieron cerrados un mes. Suecia ocupa el puesto 26 en número de casos por millón de habitantes en Europa y el 52 en el mundo. Noruega ocupa el puesto 45 en Europa y 112 en el mundo. En número de muertes por millón ocupan el puesto 7 y 41 respectivamente en Europa. ¡Algo estarán haciendo bien!
En la actualidad quien se atreva a ir en contravía de lo “políticamente correcto”, es sometido a lo que el profesor Axel Kaiser ha llamado como la “neo inquisición”. Hoy ya no se queman personas en la hoguera, pero si en las redes sociales, en donde turbas llevadas por la emoción, en ausencia total de la razón, persiguen y acaban la honra de quien se atreva a pensar diferente. Esto le está ocurriendo increíblemente a los cuatro prestigiosos científicos que escribieron esta declaración, los grandes medios de comunicación los han atacado, la turba de las redes sociales los difama, e incluso colegas académicos se han dedicado a hacer ataques personales y a desprestigiar su trabajo científico.
Parece que quienes propusieron las cuarentenas estrictas como única medida para enfrentar el virus, no toleran que nadie les diga que estaban equivocados. Por otro lado, los gobernantes tampoco quieren que les digan que las cuarentenas no sirven y dejan peores consecuencias que el virus, algunos disfrutan el exceso de poder que les otorgaron.
A pesar de los ataques, estos científicos no se doblegan. En los últimos días se han creado en Europa y Estados Unidos más de una decena de movimientos pidiendo que se tengan en cuenta voces científicas diferentes. El pasado jueves, se lanzó una amplia coalición, que pide equilibrio y moderación en la respuesta al Covid-19, respaldado por un debate público adecuado y una amplia investigación pública.
El Covid-19 no desaparecerá en el corto plazo y menos si continuamos imponiendo restricciones sin sentido y que no están basadas en la evidencia. Cuanto más nos demoremos en reconocer esto, peor será el daño económico, que terminarán pagando las nuevas generaciones.
Twitter: @camiloguzmansa