La innovación a través de tecnología para prestar servicios financieros a los más pobres, a emprendedores y a otros segmentos de la población tradicionalmente desatendidos por el sistema financiero son una realidad en Colombia y el mundo.
Sin embargo, parece que, a diferencia de lo que nos pasó con plataformas como Uber y otras de diversas industrias, en lo financiero hay señales de que se está avanzando en una regulación inteligente donde puedan convivir bancos, emprendedores, nuevas tecnologías y figuras para facilitar el acceso tanto a crédito como a capital.
Esta tendencia, conocida ampliamente como fintech o tecnología aplicada a las finanzas, ha aterrizado en la región con ímpetu. La industria fintech en Colombia ya deja de ser marginal. El más reciente reporte de Finnovista indica que actualmente existen más de 700 emprendimientos fintech en América Latina, de los cuales 180 se encuentran en Colombia, ocupando el tercer lugar detrás de México y Brasil.
Así mismo, los bancos tradicionales ya empezaron a adaptarse al juego y se están parando en la cancha para competir en una industria en constante evolución. Un estudio de ANIF de 2018 reveló que 60% de las entidades bancarias en Colombia tienen laboratorios digitales para impulsar esta innovación in house, 90% tienen alianzas con fintechs y 70% decidió tercerizar estos servicios.
Frente a este panorama y durante la discusión del más reciente Plan Nacional de Desarrollo respaldamos la iniciativa que tuvo el Gobierno para crear un espacio controlado de prueba en este sector. Sin embargo, incluimos una instrucción para que esta reglamentación evite la amalgama entre instrumentos y productos que van dirigidos a diferentes públicos, puesto que ya existían algunas acciones dirigidas al crowdfunding y la innovación en entidades reguladas.
La iniciativa que respaldamos se conoce como “Sandbox Regulatorio”, que consiste en que a través de espacios de prueba controlados las entidades financieras vigiladas y los emprendimientos fintech puedan ensayar nuevos desarrollos tecnológicos de manera directa y bajo la supervisión de la Superintendencia Financiera.
Estos espacios de prueba generan beneficios para todo el ecosistema de innovación financiera. A los innovadores les permite reducir los tiempos y procesos de autorización requeridos para el desarrollo de la actividad financiera, amplia las fuentes de financiación de sus desarrollos y potencia las oportunidades de alianzas o sinergias con otros jugadores.
Los consumidores se benefician del acceso a una mayor oferta financiera, incluso, poblaciones tradicionalmente excluídas del sistema financiero, como los emprendedores, encuentran mayores facilidades de acceso.
Pero ojo, tenemos que tener cuidado de no juntar todo en la misma bolsa. Aquello que está dirigido a personas naturales tiene unos prinicipios regulatorios profundamente diferentes a los que van para emprendimientos, pero el Gobierno los puso a ser vigilados todos por la misma comisión intersectorial que privilegia la inclusión financiera de personas naturales.
El borrador del decreto ya fue publicado y en los próximos días les contaré mi análisis sobre el mismo. Mientras tanto, los invitó a consultarlo y a compartirme sus comentarios y recomendaciones a catalina.ortiz@camara.gov.co. Contar con una reglamentación moderna para el sector financiero es vital para todos, así que ayudemos a construir la mejor reglamentación posible, el fintech, como toda innovación, llegó para quedarse.