JUAN FELIPE REYES | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Abril de 2014

Abogados

 

Se ha venido ventilando en varios escenarios una propuesta para revocar las Cortes. El ministro de Justicia y del Derecho se refirió a la misma -palabras más palabras menos- que más que una revocatoria esta propuesta es una voz de alerta para que las Cortes revisen lo que pasa en su interior.

Hace poco alguien decía en la academia: “Cuando la Corte Suprema de Justicia era la Corte Suprema de Justicia”. Lo dijo recordando las extintas Cortes de 1985. Y, que aquellas “No tenían la necesidad de impartir justicia a través de su sala de prensa porque  las sentencias se explicaban por sí mismas”. (Como lo solía decir un notable jurista colombiano).

A lo largo de mi vida profesional como abogado siempre he entendido que las Cortes son las más altas y dignas instancias judiciales de cualquier Estado que se respete. Y, que hasta semejante grandeza solamente ascienden los juristas en todo el sentido de la palabra. Los más sabios, prolijos, intachables, incorruptibles e incuestionables desde la perspectiva del entendimiento de la justicia y del derecho. Porque solo así se garantiza que descienda justicia y derecho para todos.

Por lo tanto es muy tarde esperar hasta que lleguen a las Cortes algunos abogados para pensar en revocatorias de las mismas. Algo exótico además. En esa grandeza de posición ya no hay nada que hacer para atacar los problemas en la justicia porque ya se han esparcido hacia las bases de la misma rama judicial y por ende hacia todos nosotros. Ejemplo: el vergonzoso circo legal caso Petro.

El problema debe atacarse desde cuando aún no es un problema. Es decir, desde las facultades de derecho (aproximadamente 75). Colombia es uno de los países del mundo en donde más abogados existen. Según el Centro de Estudios de Justicia de las Américas Colombia tiene 354,4 abogados por cada cien mil habitantes. Rusia, Suecia y Francia tienen 43,9, 49,4 y 75,8 respectivamente.

Ese es el momento en donde deben darse ese tipo de propuestas. No es serio para un Estado ubicar semejante riesgo y problema ya en la última instancia. Eso explica el porqué de todo lo que hemos visto últimamente en materia de justicia. Propongo exigirles a las universidades casi una debida diligencia sobre las calidades éticas y morales de quien aspire y egrese como abogado. Algo va mal allí. Ese filtro lo agradecerá toda la sociedad colombiana.

@ReyesJuanfelipe