Triste y folclórico
A raíz del espectáculo triste y folclórico que nos dieron la semana pasada nuestro Presidente y el Procurador, por Twitter por supuesto, vale la pena recordar hoy los hechos tan tristes, folclóricos y hasta cómicos que sentaron los cimientos de esta patria. El 20 de julio de 1810 se dio el grito de independencia de Colombia y fue el inicio de los sucesos que dieron lugar a lo que hoy conocemos como Colombia. El hecho que suscitó nuestra independencia de los españoles fue la solicitud de préstamo de un florero hecha por un criollo. Este hecho, en apariencia, efímero, desató la lucha entre españoles y criollos.
Algo muy similar pasó un tiempo después, en un hecho también aparentemente efímero, conocido como el incidente de la Sandía -1856. Una matanza entre estadounidenses y habitantes del istmo de Panamá por culpa de un estadounidense ebrio que no pagó una sandía a un neogranadino habitante del istmo. Hecho que generó la ocupación inmediata del istmo de océano a océano y finalmente la del ferrocarril transístmico. Después vino la aprobación de la Constitución Política de 1886 resultado del triunfo de La Humareda, principal confrontación de la guerra civil de 1885, y que folclórica y ávidamente aprovechó Rafael Núñez para anunciar la muerte de la Constitución de Rionegro. Y, acto seguido designar 18 delegatarios, escogidos por él mismo, los cuales debían redactar y aprobar la Constitución de 1886. Por cierto que el proyecto de nueva Constitución fue aprobado un 20 de julio de 1886. Vinieron las consecuencias nefastas, entre ellas la Guerra de los Mil Días y un Congreso monolíticamente conservador, y que divididos entre conservadores históricos y nacionalistas nos trajo la consecuencia más triste: el zarpazo de Panamá. Culpa, hay que decirlo, de la oposición de Miguel Antonio Caro, conservador nacionalista, quien no le perdonó a José Manuel Marroquín, conservador histórico, su deslealtad con él ya que lo había propuesto como vicepresidente. ¿Alguna semejanza con las razones de la discordia Uribe y Santos? ¡Ojalá no perdamos algo parecido a Panamá!
Y para terminar este resumen de nuestra reciente historia folclórica qué mejor que remirar las palabras de Marco Fidel Suárez, en funciones de presidente de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, refiriéndose al Tratado Urrutia-Thompson, el cual redactó y promovió activamente, y que fue el hecho que cerró con dinero el capítulo del desmembramiento de Panamá: “Un mal menor para Colombia”.
@ReyesJuanfelipe