ESTRIBOR
La sobrinita pálida
El magistral Lucas Caballero Calderón -Klim- llamaba “la sobrinita pálida” a Clara López Obregón. Pues es bien sabido que esta progresista es producto de la casta política “made in” Alfonso López Michelsen, quien fuera su tío. Toda una luchadora y defensora de las causas de los menos favorecidos. Sueña con cambiarnos la vida por medio de un tal modelo económico que ha demostrado ser un fracaso. Pero ella sueña y quiere eso para todos nosotros los idiotas útiles también conocidos bajo el eufemismo de “ciudadanos” quienes pagamos impuestos para que ellos puedan, mediante el ejercicio de poder, materializar sus sueños. Los de ellos, claro está, no los de todos nosotros.
La sobrinita pálida por si no lo saben tuvo el privilegio de que su tío le diera desde muy joven muy buenos puestos en el gobierno de López Michelsen, “Mandato Claro”. Ahí empezó a fabricarse. Pues bien, no obstante la estafa de que hemos sido víctimas todos por parte del Polo Democrático y los progresistas, esta señora insiste en quedarse con Bogotá bajo la bandera del Polo Democrático. Harán las “alianzas” a que haya lugar con tal de no “perder el poder”, afirman categóricamente. Aquí cabe cuestionarse lo siguiente: ¿el poder, para qué? Como bien lo preguntaba el eterno Primer Designado y encargado de la Presidencia de la República y célebre chaparraluno, Darío Echandía. Pues sencillo: el poder le permite a quien lo tenga ser más que usted o que yo. Estar por encima del bien y del mal. Estar por encima de reglas ridículas como la del día de no carro, ley seca y otras tantas que solo le aplican a los idiotas útiles. Acá los que estamos pálidos del susto somos todos. Clara: Bogotá ni Colombia necesitan acuerdos programáticos. Coincidencias ideológicas. No nos importan sus políticas de alianzas buscando supuestamente la paz, la defensa de lo público y la inversión social. No necesitamos nada de eso. ¿Por qué no dicen la verdad? Quieren es ¡más poder! ¿Para qué? ¡Para ejercer desde sus egos y caprichos!
Es indignante no solo que pretendan quedarse con Bogotá sino que todos nosotros dejemos que ellos se queden con Bogotá. Una ciudad que en honor a la sensatez no necesita gobernante. Debería estar “por fuera del comercio”. Intocable. Sagrada. Para que así y solo así pueda sacarse de la palidez en que la han dejado los del Polo Democrático.
@ReyesJuanfelipe