Juan Felipe Reyes | El Nuevo Siglo
Miércoles, 22 de Abril de 2015

ESTRIBOR

Pelea perdida

LA  pelea en contra del carro particular y por lo tanto la parálisis total en construcción de nueva infraestructura urbana viene desde el año 2002. Por esa época se emitieron varios documentos Conpes que no buscaban otra cosa que mejorar el transporte público urbano de pasajeros. Se usó eufemísticamente el término “desincentivar”, para no decir lo que se quería en verdad que no era otra cosa que no hacer infrestructura vial y que en un futuro nadie usara el carro particular y, en cambio, usara solamente el transporte público.  Público en apariencia pues en él subyace el más feroz de los apetitos capitalistas que se nutre de un caudal de clientes cautivos que, en su mayoría, obligados, tienen que usar sí o sí el servicio público de transporte.

Es en ese momento que debutó el discurso en contra del carro particular, como medio de transporte y en últimas en contra del transporte privado. Ha nacido una especie de polarización, en donde los buenos son los que no tienen o no usan su carro particular y los malos son los que sí lo usan. Es hora de reconocer que estas políticas han sido un absoluto fracaso. Ya lo dijo el DANE en la última “Encuesta de Calidad de Vida”. La gente no quiere dejar su carro particular. Lo único que sí se ha logrado es polarizar entre los buenos que usan el transporte público y los malos que usan su carro. Lo que hay que hacer es buscar un balance entre el transporte público y el transporte privado. Construir urgentemente infraestructura que sirva para ambos actores. No parcializar las cosas como lo están haciendo. Pues el carro particular no lo podrán acabar nunca. Pero lo que sí no puede seguirse haciendo es tomando decisiones sesgadamente asumiendo que son lo mejor para todos. Deben asesorarse y evitar tomar decisiones basados en  los experimentos y el populismo. Buscar verdaderos expertos en materia de transporte y movilidad. No seguir haciendo lo que el funcionario de turno cree que es lo ideal. Para mucha gente la calidad de vida, en la única vida, es la verdadera paz.

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La atroz masacre de los soldados en el Cauca nos dejó claro que estamos recuperando la sensibilidad ante el dolor. La muerte ya no nos es indiferente. Y parece que es de corazón no por convocatoria de nadie y menos de algún partido político.

@ReyesJuanfelipe