Juan Felipe Reyes | El Nuevo Siglo
Miércoles, 15 de Abril de 2015

¡Resultados obvios!

De acuerdo con la Alcaldía de Bogotá los resultados de la jornada del día sin carro son la razón para “decretar” otro el próximo 22 de abril. Veamos los resultados a los que se refieren  los “expertos”: el flujo de peatones aumentó en 19,2%. El de bicicletas el 175%.  Hubo más pasajeros en el SITP y se redujo la contaminación  en la ciudad.

Señores, ¡acaban de descubrir lo obvio! Cómo no va a haber más peatones y bicicletas si la gente ese día busca desesperada un medio de transporte. No para llegar a los conciertos y  aquelarres “gratis” -donde abiertamente se dilapidan nuestros impuestos previo discurso con talante presidencial y en plena plaza pública de Petro, claro- ¡sino para llegar a sus trabajos y hogares!

Bajo ese razonamiento  que se decrete de inmediato y de forma permanente, un Estado sin gobernantes populistas. Así podríamos reducir a cero los índices de corrupción y todo fluiría perfecto. La gente está cansada, no solo del humo de las busetas, que aún no han podido  retirar después de 10 años de un “exitoso” programa,  sino de los niveles de inseguridad en Bogotá y de la falta de infraestructura.

Esta administración distrital invita a “tolerar” desconociendo el significado de esta palabra. Manipulando e induciendo al error a los ciudadanos. Aceptando violaciones de las normas de convivencia básicas como si de esto se tratara la democracia. Creando, supuestamente, una “paz” en las calles  con marchas. Invitando a la vagancia. La paz llega con orden y ley. Aquí funciona todo exactamente al contrario. 

De otra parte, Fenalco advierte sobre las pérdidas que ese día sin carro implican para varias actividades comerciales. Dijo: “Las ventas de comercio caen más de 50% y la productividad de empresas disminuye 40%. La gente incluso cancela citas de trabajo”. En consecuencia, se reduce la actividad de las empresas generadoras del empleo y tributos para mantener el Estado.

Desconocen abiertamente principios importantísimos de cualquier Estado serio que prohíben al Estado obligar al particular, léase, cualquier actividad de comercio, a asumir pérdidas. En Bogotá, sin que nadie intervenga, de un “decretazo” lo hacen. Esto en verdad preocupa.  Después nos preguntamos por qué se  van los inversionistas.  Mientras esto pasa, se atreven a enviar los formularios del impuesto predial con incrementos del 25% y un impuesto de rodamiento desproporcionado. Como si hubiera correspondencia alguna. Será lo único transparente con nosotros.

@ReyesJuanfelipe