La opinión no es injusta
La opinión pública y la caída en las encuestas de favorabilidad no son injustas. Simplemente son la respuesta de una ciudadanía que a través de los vaivenes de la coyuntura se ajusta para hablar sobre lo que le parece bien o mal de las actuaciones puntuales de uno u otro gobernante. El manejo del paro agrario, que difícilmente hubiese podido hacerse peor por parte del Gobierno, se vio reflejado en la caída de las encuestas que fueron publicadas esta semana. Es exactamente la situación que se repite con los mandatarios locales: tienen picos y caídas de acuerdo con a lo que vaya sucediendo en las regiones.
Lo único que queda claro es que en medio de un ambiente reeleccionista, un bajo nivel de favorabilidad termina siendo el detonante para intentar reencauzar un gobierno que se ve desesperado o acorralado. Y vale decir que los partidos políticos afines al Gobierno se vieron aún más escondidos, como si hubiesen preferido vivir el paro en algún paraíso tropical. No así la oposición que a través de su discurso se mantuvo al lado de los campesinos que reclamaban por el olvido gubernamental.
Pero en el fondo la opinión termina jugando el mismo papel más allá de la filiación política. La ventaja de los gobernantes colombianos frente a la opinión es que a la opinión se le terminan olvidando los problemas pasados al irse informando sobre aquellos que acaecen todos los días. La imagen de Clara López cayó con el escándalo de Samuel Moreno, pero hoy se ve recuperada por cuenta de mantenerse fuera de los focos de atención nacionales; Serpa ha tenido crisis reales con la opinión pública, pero aún se mantiene vigente al punto de poder encabezar la lista del Partido Liberal.
Las encuestas de percepción son fotografías sobre el estado de ánimo de la población, que fácilmente puede cambiar de un día para otro. Si la crisis hubiese ocurrido el mes anterior a las elecciones presidenciales el resultado podría fácilmente ser pronosticado, pero a falta de varios meses aún es muy temprano para decir que la reelección está perdida.
El juego de la política electoral aún está iniciando y el Gobierno con los cambios en el gabinete dio un paso para recuperar el camino de las urnas. La oposición viene desarrollando un proceso muy interesante en el que se posiciona como una alternativa sólida para el poder. Lástima que los partidos históricos en nuestro país sigan desaparecidos de las encuestas y contentos con la mermelada, cuando debiera ser al contrario, estar activos, dinámicos, analizando los problemas y sugiriendo soluciones efectivas.
@juandbecerra