JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 25 de Noviembre de 2012

Diferentes aproximaciones

 

Siempre  me he considerado políticamente conservador. Creo que los cambios deben darse paulatinamente, que los deberes ciudadanos deberían ser tan importantes como los derechos y que el bienestar general debería tener mayor importancia que el bienestar particular. Pero tengo claro que es una visión del mundo, no la verdadera, no la única.

Creo que ser conservador es una decisión sobre cómo asumir la realidad, nunca una verdad inapelable o inobjetable. Por eso rechazo las declaraciones del senador Roberto Gerlein, por eso no puedo estar de acuerdo con las posiciones del concejal Ramírez.

El problema de este mundo reside en que cada uno cree ciegamente en que lo que cree es una verdad absoluta, menospreciando las posiciones diferentes. No es sólo sobre minorías sexuales, es sobre cada uno de los aspectos de la vida. Tanto así que siguen confundiendo religión con política, como si los albores de esta civilización no hubiesen aparecido cuando por fin terminó el yugo absoluto de la Iglesia sobre los habitantes del mundo. Una cosa es tener una fe y que desde allí se identifiquen ciertos principios para vivir, otra pensar que son esos principios los únicos que hacen que la vida en comunidad pueda existir.

Si la religión católica fuese la única forma verdadera de fe, la mitad del mundo estaría condenada. Por fortuna las religiones han dado paso a visiones más amplias del ser humano, permitiendo que sean éstas las que gobiernen a los ciudadanos, dejando las creencias en el ámbito de lo personal, en el que ningún principio religioso puede ser impuesto por la fuerza. Ese es el país que tenemos, es el país que nos dejó por fortuna la Constitución de 1991.

La discusión no puede ser sobre la religión, ni siquiera sobre el conservatismo. Gerlein y Ramírez hablaron partiendo de posiciones personales y por ellas pueden ser investigados y sancionados. El discurso que utilizaron fue discriminatorio, escudándose en la religión y en sus colectividades políticas, cuando como funcionarios públicos deberían mantener sus consideraciones personales por fuera del ámbito de sus competencias.

No aportaron a ningún debate, simplemente quisieron imponer sus posiciones xenófobas personales.

Insisto me considero políticamente conservador, pero desde una aproximación diametralmente diferente a la que utilizaron los personajes mencionados. Creo que por eso el Partido Conservador cada vez existe menos, creo que por eso se acabaron los líderes de las toldas azules. Mientras los conservadores abran la boca para  acallar las voces diferentes tendremos un país intolerante y un partido resignado a ocupar puestos burocráticos.

@juandbecerra