JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Enero de 2014

¿Y ahora?

 

“Varios destituidos encontraron la redención por cuenta de la petrojusticia

 

Viéndolo desde afuera, no sé al final qué puede ser peor: Haber perdido todo el control disciplinario sobre los candidatos elegidos popularmente o el poder exacerbado que acumuló el Procurador sobre ellos. Y la razón es simple, hoy tenemos en vilo el poder de la Procuraduría, cuando el problema real es el Procurador y su ideología, no la institución que a fin de cuentas cumple unas misiones escritas en la Constitución del 91.

Ahora bien, es claro que Petro es culpable de haber realizado un cambio que más allá de la posición ideológica que tiene, recibió advertencias de las entidades nacionales y distritales pero que desatendió para implementar a las malas su plan. Es claro también que Ordoñez exageró la sanción generando el ambiente de polarización que tiene a la ciudad sumergida en un caos institucional enorme. Y para mí, las tutelas suenan a leguleyada de parte de los petristas y a leguleyada por parte de los tribunales, que pretenden lavarse las manos dándole tiempo al tiempo.

He dicho numerosas veces que creo que Petro es un mal alcalde y que no puede decir que simplemente con ser honesto debe ser respaldado por la opinión pública, porque a él lo elegimos como alcalde, como administrador de Bogotá, y no como profesor de ética o zar anticorrupción. He dicho que Ordoñez es un fanático peligroso que no ha logrado separar su ideología de sus funciones como defensor de los derechos de los colombianos, y no necesitamos un obispo que eche para atrás lo poco que hemos avanzado como sociedad. Pero en esas estamos, entre dos poderes irracionales que hoy nos tienen sin saber qué partido tomar.

Lo único claro es que llegarán las elecciones atípicas en medio del ambiente electoral del país, con un distrito dedicado a defensas jurídicas y ahora también políticas en las que la única perdedora realmente va a ser la ciudad. Y por ahí, de paso, aparecerán varias tutelas y demandas al Estado por cuenta de aquellos alcaldes y gobernadores que ya fueron destituidos, pero que encontraron la redención por cuenta de la “petrojusticia” y sus alcances.

Mientras tanto los bogotanos seguiremos en las mismas, esperando que algún día el caos afloje un poco. De repente, al menos en esta época electoral extraña, veamos que las promesas empiezan a hacerse realidad, por cuenta de unos resultados que la administración querrá mostrar antes de los comicios. Al menos, creo, ese sería un pequeño consuelo para los bogotanos.

@juandbecerra