MIDE sí mide universidades
LA ministra de Educación Nacional, Gina Parody, acaba de presentar el Modelo de Indicadores de Desempeño de la Educación -MIDE- que muestra el estado de la calidad de las instituciones de educación superior en Colombia. Acto seguido llovieron críticas. Para el rector de la Universidad Nacional, Ignacio Mantilla, el estudio deja muchos interrogantes. Es contundente: las instituciones no son comparables porque algunas son de élite que tendrían de entrada varios pasos adelante en la competencia. Así, la educación pública superior no debe ser compulsada. De la misma manera en que recibe recursos públicos cuantiosos -per cápita más altos que los ganados en dura lucha por instituciones privadas- debería ser declarada fuera de competencia y consagrada la mejor.
MIDE trae verdades conocidas pero también sorpresas. La Universidad de los Andes es de lejos la mejor universidad colombiana y la única que juega hoy en la justa dura de los punteos globales. La Universidad del Rosario se coloca en tercer lugar como resultado de sucesivas rectorías que decidieron aunar al cuidado de sus antigüedades una visión global saludable. La Universidad de la Sabana, afiliada al Opus Dei, captura el cuarto lugar desplazando a la jesuita, Pontificia Universidad Javeriana, hoy por debajo de Eafit y la Universidad de Antioquia. La Universidad Industrial de Santander y la Universidad de Caldas, ejemplos claros de que la universidad pública puede trabajar eficientemente, dan fe de orientaciones adecuadas, facultades valiosas y profesionales con excelencia.
Sorprenden puntajes inferiores del Externado de Colombia y Sergio Arboleda, instituciones donde quizá sea hora de empezar a evaluar una dispersión exagerada de programas que impide la concreción de esfuerzos en puntales académicos debidamente proyectados que se imponen a especializaciones más de impacto público que de fondo académico.
MIDE incluyó múltiples dimensiones cualitativas, entre ellas desempeño, salario y enganche de egresados, número de docentes con doctorado y posgrado, deserción e internacionalización. Un trabajo estructurado y serio que analizó para su puesta en marcha los mecanismos más valiosos existentes como son The Times Higher Education World University Rankings, QS World University Rankings, US News & World Report.
Ni más faltaba que, como lo propone el rector de Unal, las universidades no pudieran competir. En su reciente obra Higher Education in America (Princeton & Oxford, 2013) Derek Bok, veinte años rector de Harvard y uno de los artífices de su consolidación como mejor universidad del mundo, explica que gran parte del éxito alcanzado por la educación superior norteamericana se debe al propósito de las instituciones de ubicarse entre las mejores. Bok anota una estadística reveladora según un estudio reciente: 72 por ciento de los presidentes de universidades europeas y norteamericanas, incluidas las públicas, aspiran a que las suyas estén dentro del 1 por ciento mejor.
Todas las clasificaciones son multifactoriales, MIDE incluida. La ponderación de los factores varía pero el resultado final tiende a ser el mismo, dice con sentido estadístico Bok. En las mediciones internacionales va siempre en primeros lugares, por ejemplo, la Universidad de Pennsylvania, y mucho más atrás de lo que su prestigio hace pensar la Universidad de California-Berkeley (ambas públicas)], por detrás una y otra vez de menos famosas pero punteras como Vanderbilt, Brown o Northwestern. En Europa prácticamente todo el sistema es público y se deja medir con gusto. A la cabeza van instituciones británicas, suizas y holandesas.
No le hace ningún bien el país el rector de Unal al descalificar una medición seria donde sale bien librada su universidad pese a la utilización ineficiente de recursos públicos. Medición de utilización de recursos per cápita es lo que urge ahora. No se trata de estar en favor o en contra de la ministra Parody sino de la competencia sana.