Juan Daniel Jaramillo Ortiz | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Enero de 2015

 

“Sistemas de asilo se edifican hoy en datos objetivos”

LA PERSECUCIÓN POLÍTICA

El Fiscal pirómano

EE.UU.  ha desarrollado en los últimos 50 años un sistema de asilo complejo. Consta de tres instancias, subdivididas a su vez en etapas acabadas que permiten determinar con exactitud la existencia de persecución por razón de opinión política, fe religiosa, raza, pertenencia a un grupo social y, más recientemente, género y orientación sexual. En la cúspide de este mecanismo se encuentra el Departamento de Justicia con una corte denominada Oficina Ejecutiva de Apelación de Inmigraciones compuesta aproximadamente por 120 jueces.

Europa desarrolla desde 1999 la denominada Política Común EuropeadeAsilo que busca armonizar los principios y procedimientos en el tema de parte de todos los Estados miembros. La gran conquista son las Declaraciones de Dublín que requieren la concesión de asilo por razones comprobadas, similares a las existentes en EE.UU.

Tanto EE.UU. como la Unión Europea y Canadá llegan hoy así a la construcción de una política objetiva. Además de la evidencia tangible de persecución, todos estos sistemas rigurosos tienen diseñados grupos de clasificación de Estados de alta, media o baja persecución. Esto facilita la contextualización de la evidencia.  Estas evaluaciones no tienen relación con la política externa de los gobiernos al ser adelantadas por unidades gubernamentales ajenas a las cancillerías (Colombia es uno de los pocos países del mundo que insiste en el error de entregar el proceso al Ministerio de RR.EE.).

En medio de un país acosado por la impunidad, el fiscal Montealegre decidió investigar con celeridad al excandidato Óscar Iván Zuluaga y otros miembros de su campaña, fundado en un video cuyo análisis experto concluye en ser fabricado. Yo no tengo la menor duda de que una solicitud de asilo de los Zuluaga o Luis Alfonso Hoyos recibiría de inmediato aprobación. Desde la primera entrevista que busca establecer algo llamado well  founded fear of persecution (temor justificado de persecución) quedaría abierta la puerta legal de EE.UU. o la U.E.

Video manipulado, antecedentes de acoso a periodistas (María Isabel Rueda), participación continua en procesos políticos que no le competen, representación legal del principal testigo (el auto-incriminado Sepúlveda) del abogado Ignacio Londoño (bien reconocido en sus actividades por estamentos gubernamentales de Washington), abogacía pública de la exculpación de crímenes contra la humanidad. Estos  factores y otros serían calibrados.

La conclusión: incipiente persecución política contra miembros de un partido llamado Centro Democrático. Y si la solicitud de asilo se presenta en Europa (Luis Alfonso, hombre pulquérrimo, tiene su bancada en Francia donde estudió y se graduó con honores) el fenómeno rodaría como agua en picada por todos los gobiernos de la Unión Europea. La política de asilo hoy, escribió  Michael Ignatieff, se edifica en datos concretos y objetivos, filtrados hasta la saciedad, y es de esta nube informática que las cancillerías de países serios echan mano discreta para afincar política exterior bien orientada.

Así, por cuenta del fiscal Montealegre, el doctor ilustre de Alemania (¿?), genio en derecho penal pero también en todas las otras ramas, en ciencia política, relaciones internacionales, paz y guerra, Colombia puede estar ingresando en el grupo de países que persiguen la opinión política. Para que Venezuela no se sienta sola en estas nubes de información experta. Los dos únicos en América del Sur.

El activo más grande de nuestra política externa que es la libertad de opinión estaría empezando a socavarse. Juega con candela este fiscal de pesadilla. El primer preocupado tiene que ser el mismo presidente Santos porque ¿cómo es que se le pide a EE.UU. y la U.E. apoyo sólido para un nuevo amanecer de entendimiento político entre los colombianos cuando el contrincante que casi gana es objeto de persecución por un órgano del Estado?

Este doctor Fausto de pacotilla puede hacer cenizas nuestra política externa.