Uribe encara a Holguín
Mark Twain dijo que la historia no se repite pero sí rima. Llegó el centenario de la muerte trágica de Rafael Uribe Uribe y qué mejor para conmemorar el hecho que releerlo. Jorge Mario Eastman Vélez, intelectual de todos los quilates, marcó su paso por la presidencia de la Cámara de Representantes hace más de 30 años con la preparación y edición de una colección impecable del pensamiento político colombiano, labor que secundó Ramiro Carranza. Entre las obras publicadas se encuentran dos tomos de Uribe Uribe.
Del Tomo II copio las palabras de Uribe, tituladas por Eastman y Carranza, La Feliz Improvisación, en sesión de la Cámara de Representantes cuando corría el año 1896. Ministro de Relaciones Exteriores era Jorge Holguín y se dio una fuerte confrontación entre Uribe y Holguín. Clarividencia igual no puede verse.
Transcribo a Uribe:
“El solo objeto que he tenido al solicitar la palabra es manifestar que no acostumbro retirarme de un debate pues considero esa conducta como de sujetos cobardes y mal educados. A mí me divierte mucho la oratoria de Su Señoría, ya hable en serio, ya en broma, y por nada en el mundo hubiera consentido del placer de escucharlo hasta el fin, si una cita contraída de antemano con el amable señor Kopp, propietario de la fábrica Bavaria, no me hubiera urgido dejar al señor Ministro con la palabra en la boca”.
“Porque la verdad es que con irme de la sesión yo nada perdía del discurso del general Holguín: hace tiempo me sé de memoria cuanto me dijo y me faltó por oírle. Si, si, ninguno ignora su eterna, resobada y vulgarísima cantinela, y si eso es lo que Su Señoría llama ser fuerte en historia, no veo en qué se diferencie de consejas de viejas”.
“¡Feliz improvisación! ¡Y ya valué hace tiempo el mérito oratorio de esas enumeraciones recriminatorias, que no requieren talento ni dotes de orador”!
“¡Feliz improvisación! ¡Y como luego se verá, esta misma acusación la formuló don Carlos Holguín hace 20 años; de suerte que este es un discurso de propiedad de la familia, y no desespero que don Hernando o alguno de los hijos de don Jorge se lo espeten a nuestros descendientes y así hasta la cuarta generación!”.
“Fácil me hubiera sido ayer y fácil me fuera hoy oponer al sartal de recriminaciones de Su Señoría otro igual o más largo”.
“Nunca ha entretenido a la Cámara con asuntos de su Ministerio: jamás nos ha hablado aquí de La Guajira y límites con Venezuela, de la Mosquitia y controversias con Nicaragua”.
El discurso del canciller Holguín jamás se publicó, anotan Eastman y Carranza. Se evaporó pero quedan las anotaciones que dan cuenta de su ordinariez, carácter calumnioso y ausencia de rigor técnico. Alguien evaporó esta monstruosidad para eliminar semejante desvergüenza por los siglos de los siglos.
No se copian aquí por decoro editorial las transcripciones de Uribe Uribe de los ultrajes bárbaros y racismo soez de Holguín contra colombianos afro-colombianos. Se trata sí de una colección de mentiras e infamias nauseabundas que subyace desde luego en la discriminación inhumana a que son sometidas 118 después nuestras minorías nacionales y brindan la base a genocidios.
Triste. 118 años después se prolonga la discriminación y el odio con sindicaciones al sexo masculino, a jueces impecables, a colombianos decentes, donde debería existir -una dependencia el Estado- ánimo de convivencia. Y la falta de profesionalismo en controversias limítrofes se explaya como pesadilla.
Y a quienes con todo orgullo llevamos gotas de sangre de Uribe Uribe nos constreñimos a entender que el designio de la historia es a la vez azar y rima inclemente.