Más allá de Chávez, por favor
Hablemos de temas más interesantes y futuristas que los señores Chávez, Maduro y Cabello. De los que si tendrán una incidencia en la calidad de vida del país por encima de tropicalismos redivivos. Veamos.
Muchas ciudades chinas tienen flotas completas de buses propulsadas eléctricamente y todo indica que muy pronto el país será la primero del mundo con transporte público íntegramente eléctrico. Mientras tanto, los grandes productores globales de aeronaves van adelante en la experimentación de motores eléctricos híbridos.
Para 2050 se calcula que 80 por ciento de los automóviles en el mundo serán movidos eléctricamente. Estos vehículos tendrán motores híbridos de gas y biocombustibles de la nueva generación que, después de 25 kilómetros de velocidad, viajarán movidos por un dispositivo eléctrico que activa un generador que extiende el rango de la batería. Y los nuevos motores serán ligeros y pequeños. Los actuales GPS aparecerán como piezas arcaicas frente a nuevos sistemas de navegación con injerencia inmediata y efectiva en los flujos de tráfico.
General Motors, por ejemplo, viene trabajando en un gran programa inteligente que permitirá a los conductores conocer con anticipación el estado del tráfico y recibir indicaciones y sugerencias informadas de ruta de acuerdo a su destino final. Estos computadores asumirán –como ocurre hoy con los pilotos automáticos en la aeronavegación- la conducción mientras choferes utilizan su tiempo en otras ocupaciones. No es ciencia ficción. Experimentos se adelantan hoy en EE.UU., Alemania, China y Suecia.
Pero hay más. En Benelux, los ministerios de Transporte colaboran en la construcción de un sistema llamado Adaptación Inteligente de Velocidad con el objetivo de reducir accidentalidad. El sistema opera ligando los mapas digitales de velocidad y el GPS al computador del automóvil que a su turno emite órdenes a los frenos y disminuye en la proporción exacta la aceleración. Ensayos efectuados en Holanda indican que los accidentes pueden reducirse hasta en un 50 por ciento gracias a esta tecnología. Su importancia social es enorme porque trenes, buses y en general sistemas masivos lo tendrán con un impacto inmediato en la disminución de muertes.
La comunicación directa entre señales de tráfico y semáforos con GPS se utiliza ya en forma limitada en algunas ciudades alemanas, en forma experimental, para controlar tanto velocidad como distancia entre vehículos y mejorar la eficiencia de la movilidad.
La industria aeronáutica brasileña, que despegó merced al estímulo del presidente Lula da Silva, colabora ya con pares norteamericanos e ingleses en la construcción de motores, sin quedarse en la manufactura de fuselajes. Su busca una industria más verde –postulado afín con la temática social de los dos últimos mandatarios brasileños- donde biocombustibles e hidrógeno tengan una participación más alta en la propulsión aérea. ¿Exótico pensar en motores eléctricos para un avión? Si, en principio, pero han sido técnicos brasileños en elevar aviones pequeños. Todavía resulta difícil pensar en 3.000 toneladas de baterías litio-ion para un avión de línea convencional de 200 o 250 pasajeros, pero han sido nuestros vecinos del sureste quienes han puesto a cavilar a la comunidad científica y comercial aérea en el tema.
¿Quiénes van detrás de todos estos adelantos y mejoras futuristas con contenido social? Muchos gobiernos de centro-izquierda que obran con responsabilidad y verdadero sentido humano. En Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Brasil y en declarados voceros de la izquierda global como lo es China.
Pero los pobres idiotas de cierta izquierda latinoamericana, cuyos ritos se renovaron la semana que pasó en Caracas, siguen pensando otra cosa: las delicias del atraso.