El tiempo de Trajano.
La novela histórica está tomando un auge inusitado en los últimos tiempos. En español, sobre todo, hay una nueva cosecha de escritores de la mejor calidad que emulan con lo que en su momento fue aquella deslumbrante revelación de Las memorias de Adriano de Margarita Yourcenar.
Se trata de una modalidad muy especial de novela en la que sobre un sustrato de rigurosa investigación histórica se sobrepone un relato novelesco. Al lector se le informa con detalle desde luego qué es lo histórico y qué lo imaginario en el texto.
La última novela de este género acaba de publicarse por Santiago Posteguillo. Se trata de Circo Máximo. La Ira de Trajano (editorial Planeta, 2013). De Posteguillo ya teníamos noticias: había publicado inicialmente la impresionante saga sobre las guerras púnicas que enfrentaron a Roma con Cartago durante la República (El hijo del Cónsul, Las Legiones Malditas y Traición de Roma).
Y posteriormente, ya sobre la época del Imperio, Los asesinos del Emperador, que relata la manera como se fraguó y perpetró la muerte de ese Emperador sanguinario y lunático que fue Domiciano. Su última novela está dedicada al sucesor de Domiciano y a su época: Marco Ulpio Trajano, el primer César no Itálico de Roma quien, como se sabe, era hispano.
Posteguillo, quien estuvo no hace mucho en Colombia, es un distinguido profesor, filólogo y lingüista de la Universidad de Valencia, que se ha convertido en un verdadero sabueso de la historia de Roma que con un rigor admirable utiliza el método de la novela histórica como instrumento narrativo.
Quien quiera aprender hoy día de Roma, de su derecho, de sus costumbres, de sus dioses, de su política -la grande y la turbia-, de sus instituciones y, sobre todo, de la manera cómo funcionaba aquella máquina admirable que fue el Imperio Romano, debe leer indefectiblemente a Posteguillo.
Su última novela (un robusto texto de 1.161 páginas) está dedicada, como se adivina por el título, a lo que fue la época de Trajano: los comienzos del siglo segundo después de Cristo. Cuando el Imperio llegó a la cúspide y a su punto de mayor extensión geográfica.
El momento histórico de la novela de Posteguillo se centra en lo que fueron las guerras de Trajano contra los pueblos que vivían al norte del Danubio, las guerras de la Dacia, que permitieron llevar los límites del Imperio hasta las orillas mismas del mar Negro. Para algunos historiadores la conquista de la Dacia (básicamente lo que hoy es Rumania) tuvo la misma importancia que las conquistas de la Galia por Julio César.
Uno de los monumentos de la Roma imperial mejor conservado hoy es la “Columna Trajana”. A pesar de una distancia de casi veinte siglos, aún puede admirar el visitante sus impresionantes bajo relieves a la entrada del Foro Romano. Allí, grabadas en piedra circular, se pueden admirar las hazañas de Trajano y muy especialmente las de las guerras Dacias.
La época en que esta novela (comienzos del siglo II después de Cristo) cuando apenas comenzaban a expandirse frágilmente algunas comunidades cristianas, como se relata en la novela, es el tiempo de esa bella frase que Yourcenar encontró en Flaubert cuando preparaba sus soberbias Memorias de Adriano, el sucesor de Trajano: “Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en el que sólo estuvo el hombre”.
Con esta nueva novela Posteguillo ha logrado recrear, con rigor y patetismo semejantes al relato pétreo de la columna Trajana, lo que fue la época y la dimensión del Imperio cuyas fronteras, con mano de hierro, estableció para Roma el emperador hispano.