COMPROMISO FISCAL
El costo del posconflicto
LA Misión Rural ha hecho algunos cálculos -encomendados a Fedesarrollo- sobre el costo de llevar a cabo sus recomendaciones. La conclusión es sencilla: el costo estaría entre 5 y 8 billones de pesos de inversión incremental anual (entre 0,6% y 1% del PIB). Las conclusiones de la Misión Rural coinciden en gran medida con lo que es el punto número uno de la agenda de La Habana, es decir, un gran programa de desarrollo rural focalizado en las zonas más pobres con énfasis territorial. A ser ejecutado en un período de unos quince años a partir del momento en que se firme la paz. Y que permita ir acercando los indicadores de calidad de vida (hoy claramente desfavorables a lo rural) con los que se registran en las áreas urbanas del país. O sea, a grandes rasgos, podemos tomar como referencia del costo que tendría el llamado posconflicto rural los cálculos que se han hecho para la Misión Rural. Cinco a ocho billones de pesos anuales suenan mucho, es cierto, pero si se tiene en cuenta que tal es el costo de aclimatar la paz en Colombia y de reducir los estragos de la guerra, entonces es poco el costo del posconflicto especialmente rural.
Lo inquietante de todo esto es que hasta ahora el país a nivel presupuestal nada, o muy poco en todo caso, se está preparando para asumir estos costos. Por el contrario, el presupuesto del sector rural para el 2016 se redujo en un 38% en relación con el que se aprobó para la vigencia del 2015. Y lo inquietante es que dadas las perspectivas fiscales, que son mucho más delicadas de lo que se han aceptado por parte del Ministerio de Hacienda, no se ven posibilidades de empezar a financiar el posconflicto a partir del 2016. Año en que se supone vamos a firmar los acuerdos de paz. Afortunadamente, en el Acto Legislativo para la paz cuya discusión avanza en el Congreso se ha previsto -a nivel constitucional, para que no quede sometido a la discreción del Ministerio de Hacienda- que habrá un presupuesto plurianual distinto del presupuesto general de la Nación, de obligatoria ejecución, a través del cual se canalizarán los recursos que necesite la inversión en el posconflicto. Algunos recursos provendrán de la cooperación internacional; y algo se ha venido buscando en este sentido últimamente. Pero no podemos olvidar que el grueso de los recursos del posconflicto tendrá que provenir del propio esfuerzo de los colombianos. Hasta el momento el Ministro de Hacienda solo ha dicho que presentará un proyecto de reforma tributaria estructural para mejorar los ingresos el año entrante. Esta reforma solo entrará a hacerse efectiva en el 2017.
La experiencia internacional muestra que solo con un compromiso fiscal rotundo, que aún no se ve en las políticas presupuestales del país, se podrá financiar el posconflicto. Es mejor que las autoridades fiscales reconozcan esto con franqueza y no pretendan tapar el sol con las manos. El país está atravesando una dificilísima situación fiscal, mucho más grave de lo que se ha querido aceptar. Se impone pues un ajuste pronto a las finanzas públicas, lo que implica una profunda reforma fiscal que incremente los recaudos. Los gastos asociados al posconflicto comenzarán a causarse, si la paz se firma en marzo del 2016, desde ese mismo momento. Esto no da mucha espera. Lo que no tendría sentido alguno es que después de todos los esfuerzos que se han realizado para alcanzar la paz, le vayamos a quedar mal al posconflicto.