Juan Camilo Restrepo | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Febrero de 2015

CUENTAS NO DAN

¿Para dónde va la política fiscal en 2015?

De  todas las declaraciones ambiguas sobre la política fiscal del país que  se escuchan por estos días comienza a salir una cosa en claro: vamos indefectiblemente hacia otra reforma tributaria en 2015.
El año complicado que se otea hacia adelante es el 2016. Para ese año simplemente las cuentas no dan. Por lo tanto se requerirá votar una nueva reforma tributaria en algún momento del 2015, de tal manera que entre a regir el primero de enero del 2016.
Según anuncios aún no bien explicados por el Gobierno, en el 2015 alcanzaremos  a cumplir la famosa regla fiscal aunque dejando "pelos en el alambrado". En efecto, el déficit estructural que se registró en el 2014 (y que es el que se toma en cuenta para la regla fiscal) fue del 2,4% del PIB.  O sea, estamos  dentro de los límites permitidos de la regla fiscal.
Para el 2015 el Gobierno estima que el hueco fiscal que abre la caída del petróleo será de 9 billones de pesos, de los cuales la mitad los asume como no estructurales (es decir, los financiará con más deuda), y la otra mitad se la asignan al déficit estructural proyectado para este año. Así las cosas, el  déficit estructural para el 2015 resultaría del 2,3% del PIB. O sea, aparentemente se cumpliría con la regla fiscal. Sobre la cual se ha dicho que de ninguna manera se abandonará.
Las incertidumbres comenzarán del 2016 en adelante. Pues entre otras cosas, recuérdese los menores recaudos por las caídas de los precios del crudo se reflejarán en las declaraciones de renta del 2015 que determinan a su turno los recaudos en el 2016 y años sucesivos.
Una entidad tan seria como Fedesarrollo considera que, a pesar de la reforma tributaria del 2014, se necesitarán recaudos incrementales no menores a  un punto del PIB (8 billones anuales) a partir del 2016: para que las cuentas fiscales del país den.
Igualmente, el reciente  informe de la OCDE sobre Colombia considera inexorable una nueva reforma tributaria de carácter estructural en el 2015.
Además del impacto fiscal que tendrá la caída de los precios del petróleo que, se repite, se verá a partir del 2016, hay otros factores negativos que es bueno tener en cuenta:
* Hay gastos potencialmente importantes que no están presupuestados (los del posconflicto, una vez se firme la paz).
*La desaceleración de la economía. Recientemente el  FMI recalculó la proyección del crecimiento para el 2015 a la baja  en 3,7%.
*Hay otros gastos deficientemente presupuestados (pensiones, salud, infraestructura, educación).
*La producción de petróleo también se está reaforando a la baja, ya no en niveles de un millón de barriles como se había pensado. Este factor es diferente de la caída del precio.
*Y, en fin, las utilidades empresariales se resentirán en el 2015 como consecuencia del alza inmoderada que en su tributación decretó la reforma tributaria del 2014.
Todo lo anterior nos conduce a la conclusión de que (infortunada pero inexorablemente) vamos hacia una nueva reforma tributaria en el 2015. Ojalá al  menos la diseñemos bien: que no resulte otro parche improvisado como las del 2012 y el 2014.