Juan Camilo Restrepo | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Enero de 2016

REFORMA TRIBUTARIA

Las dos premisas fiscales

“Gobierno no va a poder darle gusto a todos”

 

¿QUÉ sigue ahora en materia fiscal? Lo único claro es que habrá que observar dos premisas básicas: 1) Gusto no se le podrá dar a todo el mundo, y 2) hay que actuar rápido.

 

El gobierno manifestó su malestar porque se filtraron las recomendaciones  finales de la comisión de expertos tributarios. Y es entendible, pues estos anuncios aparecieron  en mitad de la histeria que despertaron, a comienzos de año, los anuncios de las cifras de inflación y la discusión que suscitó la fijación del salario mínimo.

 

Sin embargo,  la comisión de expertos ya había presentado públicamente, y a lo largo del 2015, tres informes parciales. De manera que las conclusiones finales no debieron tomar a nadie por sorpresa. Ya se sabía en qué dirección iban sus  recomendaciones.

 

El gobierno ha dicho también que las conclusiones de los expertos no son más que un insumo que se sopesará con las otras que han presentado entidades como la OECD y el FMI, a fin de que  se forme su propio criterio y presente su versión de la reforma tributaria a consideración del Congreso.

 

Es apenas natural que así sea. Pero no puede olvidarse: lo  que salga de la coctelera de las recomendaciones de la comisión del expertos, del FMI y de la OECD, serán  propuestas duras que no van a dejar contentos a muchos sectores.

 

El gobierno haría bien en comprender, desde ahora, que no va a poder  darle gusto a todo el mundo. Porque entonces lo que saldría sería una reforma cosmética y coja que no va a servir para hacerle frente a la gravísima  situación fiscal por la que atraviesa el país.

 

Sea cual fuere el coctel tributario que se prepare, va a contener   más IVA,  menos impuestos a las empresas, más gravámenes a personas naturales,  tributación  sobre los dividendos, una peluqueada grande a exenciones y privilegios tributarios, alzas en impuestos municipales y departamentales. Meterá  en cintura a ciertas entidades sin ánimo de lucro, y habrá  mayor control a la evasión  por parte de la Dian. El coctel lo prepara el gobierno, pero  los ingredientes disponibles no son muchos.

 

Y segunda premisa: hay que actuar rápido, pues, inclusive, ya se nos ha  hecho tarde. Como escribió hace poco  Santiago Montenegro, el nuevo presidente del Consejo Gremial, refiriéndose a los otros países de la región: “quizás la diferencia radica en que países como Chile o  Perú comenzaron a realizar el ajuste y a controlar el gasto más temprano, desde el 2012, en tanto que nosotros esperamos hasta la segunda mitad del 2014”.

 

Ojalá sea cierto pues, como lo  dijo el Ministro de Hacienda al Colombiano,  que “la  reforma tributaria no se va  a embolatar”. O sea, que  la famosa reforma estructural, tal como se había anunciado y requeteanunciado, se presentará en marzo a consideración del Congreso. El déficit fiscal que se vislumbra para el 2016 es abultadísimo. Y si no se salda pronto (no con más endeudamiento sino con más recaudos tributarios), la credibilidad internacional y nacional  con relación a la política fiscal, ya  bastante enredada por cierto, terminará por derrumbarse.

 

No debería el gobierno  empezar a hacer cálculos  dilatorios sobre si presenta la  reforma en el primer semestre o en el segundo cuando se firme la paz y se curse  el referendo ratificatorio. Si se pone a  darle largas a  los urgentes  ajustes fiscales, corre el riesgo que se le vaya el 2016 en blanco, pero con unas inmanejables cuentas públicas en rojo.

 

Nota: Los  constantes insultos que me dispensa  el señor Lafaurie, de Fedegán, me hacen recordar la frase de Rousseau: “Cuando no hay razones, hay insultos”.