LA OTRA CARA
Disparan tarifas
Las empresas de servicios públicos de Bogotá están en el ojo del ciudadano. Muchos consumidores se sienten maltratados en la prestación del servicio y en las tarifas aplicadas, principalmente desde que comenzó la campaña de ahorro de energía y agua.
Así se desprende esta situación expresada por juntas y asociaciones de residentes en distintas localidades de la capital.
Las familias están preocupadas. En muchos casos los recibos por consumo, comenzaron a sufrir incrementos, pese a que están haciendo las cosas bien en cuanto a menor uso del servicio, en solidaridad y a conciencia, frente al intenso fenómeno del niño que se extenderá hasta mayo próximo.
Las facturas de energía y acueducto están llegando con aumentos inesperados e inexplicables para los hogares. La situación es complicada cuando se hace un esfuerzo y se controla el consumo de luz y agua en las residencias. A menos gasto de agua, menos tarifas. Eso se espera. Sin embargo, no siempre ocurre así.
Hay usuarios que vienen reportando alzas superiores al 10 y 15 por ciento, con relación al pago habitual de facturas, pese a estar realizando ahorros en el consumo, tal como lo recomiendan las campañas de Gobierno Nacional y Distrito Capital.
-Poner la queja o hacer el reclamo, no es fácil,- afirman los residentes. Generalmente no hay explicaciones claras, ni precisas, que dejen conformes a los usuarios.
La atención al cliente es precaria, lejana y en ocasiones poco amistosa, al punto, que le dicen al ciudadano, que él mismo verifique los medidores de agua y energía. ¡Insólito! Las empresas de los mencionados servicios, le rebotan al consumidor la responsabilidad técnica del control.
“Los consumidores no somos técnicos, ni operadores, ésa es tarea y obligación de las empresas” dicen en su mensaje enviado a esta columna.
Energía y acueducto están de espalda a la campaña de ahorro, o aprovechan la misma, para buscar otros objetivos detrás del usuario. Las juntas y asociaciones de residentes reclaman más respeto y cercanía con la ciudadanía. Los usuarios merecen buen trato y precisión en las respuestas sin que se sientan objeto de un negocio.
Es inquietud válida para que la Superintendencia de Industria y Comercio, investigue qué sucede en la trastienda de las empresas de servicios, como acueducto y energía, en igual proporción a lo aplicado en el sector privado en cuanto a calidad y precios de productos alimenticios y de aseo. La campaña de ahorro de agua y energía no puede hacerse disparando tarifas.