LA OTRA CARA
Camino confuso
AL margen de la expectativa por la firma de paz, esperada el 23 de marzo, el ciudadano del común considera que lo importante del acuerdo es que sea pacto con claridad, sinceridad de las partes para cumplir y, justicia, si es tan cierto que habrá reparación y no repetición.
Se pregunta dónde están los ojos abiertos de Naciones Unidas, Derecho Internacional Humanitario y delegados mundiales que acompañan el proceso. Deplorable sería que se convirtiera en otro costoso y vergonzoso ensayo.
Varias regiones esperan que el Gobierno haga pedagogía de la paz, con los habitantes de ciudades y poblaciones sacudidas por la guerra, así como en áreas que han tenido incidencia del conflicto y que han visto frenar toda posibilidad de desarrollo. Esa pedagogía puede inyectarle en parte, más credibilidad al acuerdo.
Detrás de la paz asoma la economía con bajonazos distintos a dólar y petróleo. Se sumó el daño en la Central de Guatapé, que lleva a importar energía de Ecuador. La reparación exige rigor y cumplimiento, para no hacer otro hueco en pérdidas económicas.
Será mejor que el Gobierno no insista en decir que hay exagerado pesimismo, y que el país no está en crisis económica. Cuánto más insiste en explicar el apretón económico estatal, la gente lo interpreta al contrario y, cree que se está ocultando una crisis.
El alza en precios de consumo en general, iniciada en enero, desencadenó las de febrero y despertó más temores. Han perdido credibilidad los indicadores económicos diarios. Hay quienes creen que se manipulan.
Tampoco es oportuno advertir que será necesaria Reforma Tributaria Estructural con incrementos inaplazables. Eso impulsa más el voz a voz entre la ciudadanía, que teme peores episodios en segundo semestre.
La emergencia está en salud. Quienes acuden a una EPS, a consulta externa, esperan de 15 a 20 días, no para que los atienda el médico, sino para quedar en turno cuando se pueda. Se salvan tres o cuatro EPS, distintas a la estatal. La salud está sometida a constantes anuncios de reorganización, que nunca la sacan de su crisis, mientras su nudo financiero crece.
Se necesita un “mago” gerencial que tome decisiones con resultados. Si el país no es capaz de organizar salud pública, entonces copiar sin pena, uno de centenares de modelos que funcionan bien en el mundo.
El trasfondo colombiano con aclaraciones, declaraciones, ensayos y pasos en falso, por mala calidad de comunicación de Gobierno con ciudadanía, desembocó en un camino confuso.