Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Noviembre de 2015

“Sin monopolio de transnacionales curará mejor”

LA OTRA CARA

Marihuana

MILLONES  de personas en el país dan la bienvenida a la marihuana para uso medicinal. Las mismas que han esperado desde mediados de la década de los  80, cuando comenzó a debatirse en firme la conveniencia de aprobarla como elemento curativo. Al igual que ahora, en Gobierno, Congreso y círculo científico de la medicina abundaron debates para su eventual aprobación y reglamentación, dirigidos de manera exclusiva a encontrar solución a muchas dolencias, entre ellas, las que más flagelan a la humanidad. En la época, las discusiones no quedaron en nada. Solo duermen como muchas otras en los archivos de la Nación. También con certeza, son millones, quienes guardan marcadas reservas sobre la consistencia, organización y sistema funcional, para que con la planta se siga una ruta,  con responsabilidad y orden, desde el cultivo hasta las manos de la medicina y los pacientes que la requieren.

Responsabilidad y orden para evitar desbordamiento, no solo en el incremento de cultivos, también en comercialización y venta directa al público, sin falsos argumentos de presunta calidad y eficiencia curativa, como ha sucedido con tantos productos para salud, muchas veces con licencias inventadas en garaje y no en laboratorio científico.

Como la creatividad colombiana supera todas las marcas, cualquiera que sea el sistema regulatorio que se establezca, este puede ser eludido por el comercio tanto de calle como de local, con el fin de ofrecerlo para consumo habitual. Así hizo el decir común, -Hecha la Ley, hecha la trampa-.

Comunidades indígenas son pioneras en difundir bondades curativas de muchas plantas, entre ellas marihuana y  hoja de coca, sin embargo, se han convertido en ungüentos expendidos en presentación similar, a cremas para belleza o salud, citando falsas licencias de autorización, sin precisar quién la expide, quién empaca el producto y dónde se fabrica.   

Si de tiempo atrás se hubiese creado cultura sobre el valor de la riqueza natural  de las plantas para fabricación de medicamentos, sin duda Colombia, sería potencia mundial en industria de productos para la salud.

Como -todo tiempo, tiene su tiempo- ahora este momento, no es para oponerse al uso medicinal de marihuana, sino para reclamar una efectiva campaña didáctica de las normas que fijarán el marco regulatorio en venta y aplicación como fármaco.  Si hay decisión para aprobarla, entonces la normatividad para producción y manejo con destino médico, requiere transparencia. Que no caiga otro medicamento más, en el monopolio de laboratorios transnacionales, en lugar de curar mejor, dolencias y bolsillo del enfermo. 

juanalcas@yahoo.com