“Que elecciones regionales erradiquen incapacidad y corrupción”
LA OTRA CARA
Equipo ejecutor
LOS candidatos a alcaldías en varias de las principales ciudades están distantes de propuestas de peso en lo prioritario y realizable en terreno de la realidad. Es razón para entender por qué la mayoría de sectores sociales están apáticos y desconfiados frente a aspirantes al manejo de centros urbanos que son la fibra activa del país.
El cúmulo de malos ejemplos con delito, en alcaldías y gobernaciones es barrera muy alta, que obstaculiza acercamientos y desanima eventuales decisiones en las urnas.
El cuadro típico de elecciones regionales prevalece con grupos allegados a candidatos y sus promotores, agitando consecución de votos y promesas de cumplimiento con favores y prebendas. -Es democracia a la colombiana-, dicen los seguidores.
Las prevenciones están alrededor de candidatos a alcaldías de capitales de departamento porque es la relación más directa del ciudadano urbano con sus gobernantes. Sin embargo, no pasa inadvertido el desaliento para elección de gobernadores. 18 de 32 están en los últimos dos años ante la Fiscalía.
El origen es corrupción con contratos, obras iniciadas y no terminadas, abandono en calidad de servicios públicos y dudosos manejos presupuestales, motivo suficiente para que el ciudadano desencantado dé la espalda.
Bogotá y principales ciudades muestran candidaturas de partido, que no van solas a urnas, sino en compañía. Los politólogos partidistas, lo definen como -respaldo que se recibe con apoyo de otros sectores, porque es expresión de unidad-. Eso suena a carreta y acomodo.
No reconocen o al menos callan, que los partidos no tienen integralidad, fuerza, cohesión y contenido. No es extraño que un partido se le prenda a otro, antes de elecciones. El ciudadano no cree en entendimientos, considera que es rapiña oportunista, igual a la disputa para concejos y asambleas. Si un candidato a alcaldía gana, al otro día hay choque a codazos, entre seguidores y así, terminan divididos. Eso desajusta candidaturas bien intencionadas. Lo otro es incapacidad administrativa del ganador, al formar equipo con desconocimiento para dirigir. Con dificultad mantienen estabilidad en gabinete de alcaldías y gobernaciones.
Bogotá, la ciudad con más heridas para subsanar estructura y configuración de verdadera capital, espera mandato ejecutivo, delegando funciones como gran empresa, con metas de cumplimiento. De lo contrario seguirá atrasada en seguridad pública, movilidad, e infraestructura vial. El equipo ejecutor funcionará con alcalde-gerente, con honestidad, sin resentimientos, ni vainazos a distintos medios sociales, como se ve ahora, al estilo de antaño politiquero. El objetivo para ser gran capital se logrará con planeación y resultados para todos.