Hoja de ruta
El Gobierno con actitud positiva y rebosante optimismo prendió motores del año, para volar y aterrizar con ejecuciones en los próximos 3 años. Todo dentro de la iniciativa de incluir a la ciudadanía de las regiones, en el empuje de su terruño, con inquietudes y trabajo para su propia área. La fibra central está en manos de Planeación Nacional, que enfoca ahora su propósito en el impacto social. Explicable el optimismo, porque es válido que esté en lo suyo, para entregar y responder.
Se espera que de manera paralela con el ideal denominado, “Todos por un nuevo país”, se alcance la gestión de inversiones y destinación de partidas para el desarrollo, lejos de manos resbalosas. Si se miran décadas atrás dejaron fatales resultados en departamentos y municipios. La ciudadanía quedó con desconfianza en el manejo de inversiones directas a municipios y regiones. Qué tal que hablaran las paredes de La Guajira, Chocó, Córdoba, Sucre y Cesar entre otros. Las calamidades saltan a la vista en sequías, inundaciones y demás fenómenos naturales. Sin embargo, inversiones para acueductos, vías y energía, han desparecido hace muchos años en esas zonas.
Puede afirmarse con moderado optimismo que mientras se siembran esperanzas regionales, también crecen en centros urbanos, raíces para grandes obras.
No es menos exigente, el seguimiento a otro frente de acción, según lo proyectado, como son las alianzas público-privadas que de aplicarse con todo rigor, serán camino para que despegue en firme la cadena de desarrollo en infraestructura. Actualmente se impone esta modalidad de concesiones en grandes proyectos en el mundo. Ahora debuta el Consorcio Colombo-Chino en la modernización de 5 aeropuertos con ubicación estratégica en comunicación aérea. Beneficia los terminales de Quibdó, los 2 de Medellín, Carepa y Montería.
Cabe resaltar el papel de responsabilidad que juega alrededor de la inversión en economía social, el ojo avizor de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales para que el vuelo de desarrollo tenga la altura requerida, trabajo y cumplimiento de contratistas, sin caer en aguas corruptas. Los proyectos en pequeño o en grande, bien pueden reunir capitales privados, con profesionalismo en infraestructura y participación activa de la comunidad, junto a empleo en la región, para frenar desplazamiento humano a las congestionadas ciudades.
Hay que seguir la huella de esta hoja de ruta de Planeación Nacional, con el firme deseo de equilibrar propósitos para reducir pobreza del 30.6 a 24.5 por ciento en 2018, como estima el Gobierno. No puede quedar de lado, como tarea incansable, la erradicación de miseria, indigencia, en vías públicas, un cuadro social que es vergüenza nacional.