JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 21 de Agosto de 2014

“Cómo vamos”

 

El principio que pretende promover el Gobierno y, que fue enunciado durante la instalación del segundo período por el presidente Santos, no puede quedar como eco de un ideal expresado, con más emoción que convicción para hacerlo cumplirlo. Frente a la voracidad de la corrupción, con su tendencia a enredar trámites, levantar barreras al pretendido desarrollo y desviar presupuestos e inversiones de Gobierno, en el momento de disponer los dineros, se exige como reto, campaña pública efectiva, contra el más violento virus que contaminó al país.

Como buena parte de los problemas  generados por la concentración de poder empieza por casa, vale decir que ahora que se restructura el Gobierno central, es cuando se deben poner los puntos sobre las íes, al vincular funcionarios y establecer límites en su relación con particulares.

El comienzo debe ser el ejercicio responsable, sin abusos o negligencias en el modo de administrar, para que quienes ostentan poderes delegados por el Gobierno, estén convencidos de que trabajan para la sociedad  y  no a expensas de ésta. Si se transgreden competencias de mando, los funcionarios estatales se acercan a percibir aromas de la corrupción en todas sus formas, servidas por sectores privados que, en muchos casos, operan con falso rótulo empresarial, a la caza, no de contratos que sería lo natural, sino de dineros multimillonarios que desaparecen para siempre, sin terminar las obras.

Hay razones para afirmar lo expuesto, ahora cuando se contará, aparte de 16 ministerios, con 4 superministerios y un número no establecido de Direcciones Nacionales. Son argumentos para desconfiar y temer, por un exagerado poder gubernamental. Ante el aumento de despachos, se requiere cristales muy limpios, al contratar con particulares.

Esa campaña contra la corrupción, no se va a lograr con la abundancia de mensajes de Gobierno, en medios de comunicación, modalidad desgastada y costosa, aquí y en muchos países, incluidos aquellos que han tenido mandatarios de dudosa ortografía en Latinoamérica. Paralelo con educación masiva en todos los niveles públicos y privados, debe estar el cumplimiento de lo planeado y entregado con calidad para la sociedad. Por eso se reclama demostración cristalina, en adjudicación y pago de obras contratadas.

Esa es exigencia para el plan de vivienda gratis, autopistas, navegabilidad del Magdalena y el trasnochado Metro de Bogotá, que tendrán respaldo de la Nación. En lugar de cifras y porcentajes, mostrar las obras bien terminadas y utilizadas por la ciudadanía.

No más el “cómo voy yo”, Ahora es “Cómo vamos todos,” dijo el Presidente.   Pues para creer hay que pasar de la ficción, al país de la realidad.