JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Julio de 2014

ONU en Soacha

 

El mapa interno de Colombia ha cambiado de manera vertiginosa en los últimos 10 años, tanto en población como en límites, entre departamentos y ciudades, más como consecuencia de circunstancias sociales que por el  desarrollo esperado durante años.

En Soacha -Cundinamarca- convertido en la más pesada carga social del país, se acaba de registrar un primer reflejo, con luces claras, para afianzar trabajo  con beneficios para un poco más de medio millón de habitantes, entre quienes cuenta, el más alto porcentaje de desplazados por violencia y abandono estatal. 4 asentamientos humanos culminaron el  proceso de  legalización para convertirse en barrios y así, tener acceso a verdaderas condiciones de vida digna.

De la mano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), del  Gobierno Nacional y de Cundinamarca, comenzaron a hacerse efectivas etapas para acelerar, con financiación y orientación de las tres partes, la ejecución de obras para vivienda, atención en salud, educación y servicios públicos que, con dificultades por no ser territorios legales, empezaron a planearse desde 2006.

Han esperado 8 años, para contar con agua potable, acueducto, alcantarillado y vías construidas para humanos. Se atiende a 17 mil personas que agrupan a 4 mil 250 familias. En un país, donde la credibilidad está por el suelo, para ver  grandes obras, o al menos, el trabajo dedicado para obtenerlas, es un motivo de celebración que de asentamientos, pasen a ser tratados como comunidad organizada y reconocida.

Expertos en planeación de PNUD, con conocimiento en trabajos  de recuperación similar realizados en otros países del mundo, no descartan proyectar a Soacha, como un futuro modelo latinoamericano, en favor de  pobreza extrema. Así a los inmigrantes,  Soacha les permite despertar de la ilusión a la realidad para  vivir una Colombia diferente,  sin ver solo armas y aguantar hambre lejos del mundo desarrollado.

Hablar bien en este caso, no es cumplido ni adulación; es satisfacción que debe compartirse entre la sociedad, para destacar que hay un nuevo  amanecer en ese municipio. Oportuna esta participación de la ONU, con seriedad, respeto y experiencia, para actuar como árbitro, en el manejo del rescate de los desplazados y sin óptica politiquera tradicional. Es anillo al dedo, como lo dicen expertos del PNUD, para apoyar el anhelado eje de paz y posconflicto con reparación integral a víctimas de distintas edades y razas.

El esfuerzo en adelante corresponderá al Gobierno nacional y a Cundinamarca, con atención social, fomento laboral, cultural y deportivo, para construir sociedad como debe ser, viviendo el gusto de gobernar para servir.