Que se vea
El presidente Santos en línea de partida para iniciar en agosto su nuevo viaje gubernamental, con el viento a su favor, sumó a esa corriente de aire el crecimiento económico del 6,7 por ciento, alcanzado por Colombia y calificado por expertos internacionales, como el segundo en el mundo después de China.
Con esta señal verde de largada y en condiciones excepcionales para el recorrido, agrega a su portafolio, el respaldo de Estados Unidos, Europa y decenas de países que aplauden la reafirmación de sus propósitos para alcanzar la paz de manera definitiva. Mientras prepara su nave, al parecer con una renovada maquinaria para gobernar, en la ciudadanía se percibe un margen de moderado optimismo para que las condiciones del recorrido en los próximos 4 años, no solamente sean buenas, sino plenas de equidad y efectivo despegue al desarrollo en todos los órdenes.
Al prender motores, su equipo de trabajo, la carta de rutas que seguirá y en general, toda la embarcación que utilizará hasta 2018, le plantea un menú para cumplir realizaciones de gran alcance nunca registradas en la historia reciente de Colombia. La paz, el principal combustible, exige calidad. La agenda de acuerdos deberá extenderse a otros puntos. Las dos partes en negociación, no han dicho una sola palabra sobre la libertad de todos los secuestrados y la entrega de menores.
Es un clamor silencioso, por momentos, que encabeza las expectativas de organizaciones sociales en la esperada reparación de víctimas. Pitos, y luces de aceptación o rechazo, habrá cuando el Acuerdo de Paz se someta a referendo. Se requerirá cabeza fría, sin apasionamiento de opositores furibundos y, justa balanza de Gobierno frente a la decisión de la gente.
El mandatario inicia viaje con nuevo equipo. Sus ministros no serán excelentes, por ser jóvenes y muy titulados, ni más eficientes, por maduros o viejos con experiencia. Es imperativo integrar ´cancheros´, para utilizar un término deportivo. Por eso, se espera gobierno gerencial desde el comienzo.
Las reformas son necesarias. En la mesa esperan educación, justicia, salud y pensiones. Se agrega, el ubicar la agroindustria en primeros puestos. Las obras de infraestructura no pueden olvidarse, incluidas las proyectadas para Bogotá. Todos los gobiernos en el mundo hacen publicidad y divulgación. La primera es comercial según el contenido ofrecido, por eso se paga; la segunda, es información estatal obligatoria. No es despilfarro, si se hace dosificada, y de servicio.
Por ahora, que se vea, de verdad el crecimiento económico, en igual proporción al anhelo de paz.