JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 27 de Marzo de 2014

Bogotá vivible

 

La capital pasó de 8 millones de habitantes. A ojímetro, se puede calcular que cerca de 12 millones de personas incluida la periferia, viven en esta ciudad, segmentada por resentimientos sociales y políticos, ampliamente discutidos en los últimos días y que deben quedar atrás. La capital tiene elementos para recuperar el ritmo de crecimiento y realizar el anunciado plan de choque con manos limpias y trabajo efectivo, comenzando ya. Bogotá ha sido ciudad para todos y querida por pocos. El centro está en ruinas; el norte está abandonado, el sur con atención a medias,  y el occidente con crecimiento urbano, gracias a su vecina Cundinamarca, donde avanza una plataforma de proyectos residenciales y comerciales de interés.  

En más de 12 municipios del anillo central del departamento residen cientos de personas, unidas laboralmente al desarrollo del Distrito. Bien se conoce que la capital acogió inmigrantes urbanos y campesinos, producto de desplazamiento durante los últimos 20 años. Se desconoce que hay riqueza natural en Sumapaz, Localidad 20, de la que nadie habla. Es el cinturón verde admirado por la ecología mundial y potencial de trabajo en esa reserva agrícola.    

Es bienvenido el plan en seguridad, movilidad, salud y vivienda, si estos frentes entran de inmediato en operación, midiendo tiempos de ejecución y jornadas diarias, sin suspensiones, como sucede en obras públicas. Solo se espera realidad del presupuesto anunciado y manejo en urna de cristal a la vista de todos.

Es la hora para despertar el civismo que en otras épocas impulsaron Cámara de Comercio de Bogotá,  Sociedad de Ornato, Jardín Botánico y  Sociedad  de Arquitectos, entidades que trabajaron en llave, en la década de los 90, para florecer y armonizar cara y cuerpo del Distrito Capital. 15 años después las avenidas, Eldorado, Calle 26, Caracas, Séptima, Circunvalación y Calle 80, son cadenas de grafitis, palabras ilegibles, figuras diabólicas y  groserías en español e inglés. En cada manifestación pública de protesta se raya con sevicia, paredes y puertas en el recorrido. No puede ser humana, la céntrica Plaza España, un epicentro más, de indigencia e inmigrantes, agrupados como en escenas vivas de dolor y miseria. Una vergüenza  ante el mundo.

Rafael Pardo, señor de señores, en su corta alcaldía, que debería ser hasta 2015, puede acompañarse de ciudadanía, Gobierno Nacional y empresa privada, para limpiar el rostro de Bogotá  herida, por desamor y resentimiento social, temas que deben estar distantes de un reclamo o una protesta ciudadana. Salvar la capital es reanimar de inmediato el corazón de Colombia y hacer la  Bogotá vivible.