Vuelco total
Si la terminación del conflicto armado se consolida a instancias de las negociaciones para el acuerdo en La Habana, la paz tomará el vuelo anhelado por un elevado porcentaje de colombianos.
La ciudadanía está ubicada más en la mitad, que en los extremos de la política de partidos, que por momentos, parecen movimientos que se hubiesen formado de la noche a la mañana. No se desconocen marcadas reservas de la comunidad, alrededor de la aplicación de justicia, liberación de todos los secuestrados y cumplimiento de la palabra que comprometan los armados en cada uno de los puntos de la agenda. Aun así, el interés por la paz se mantiene. El país está en medio de retos de doble filo que exigen principio de unidad y sinceridad de todos, en Cortes, Congreso de la República, organismos estatales, incluidas las Fuerzas Armadas y Gobierno, para actuar frente a la luz del entendimiento esperado.
En igual nivel, distintas vertientes de organizaciones sociales, instituciones académicas y agremiaciones privadas del desarrollo económico, están obligadas a evaluar el eventual acuerdo y, aportar hechos con beneficio general, cabeza fría y sin apasionamiento, para que la paz se eleve lo suficiente y se sostenga como esperan las mayorías.
No menos importante es el desafío electoral. Con o sin reelección, Congreso y partidos políticos tienen responsabilidad de centrarse en lo neurálgico que significará pasar de la terminación del conflicto, a darle cuerpo a la paz duradera con lo que la ciudadanía necesita para el cambio.
La respuesta implica decidir sobre iniciativas pendientes desde el año pasado, como son las reformas en Salud, Educación, Justicia, y de manera inevitable, un gran programa de economía social, que comience en las bases de los estratos que se sumergen en pobreza y miseria.
No se desconocen los indicadores macroeconómicos que decoran la vitrina colombiana ante la banca internacional y multilateral, donde deciden financiación e inversión pública y privada para el mundo. Otra cosa es el escenario real en el país, golpeado por corrupción en administraciones departamentales y municipales, en llave con particulares dedicados a lo que en la calle se denomina ‘El tumbe’.
Crear ministerios para la Mujer, la Familia Y el Deporte, como algunos sectores políticos proponen, puede ser parte de un segundo paso del próximo Gobierno, pero primero es lo primero. Los cambios no pueden caer en burocracia, para seguir en lo mismo. El presidente Santos en su reelección, o el candidato ganador, tienen el reto de darle vuelco total al país desde el comienzo. De lo contrario, la comedia tragicómica seguirá.