Tercera jornada
Si las buenas condiciones en la generación de empleo tienden a convertirse en el resultado más importante de la recuperación económica en el año que termina es en consecuencia inevitable propiciar más espacio para sembrar inversión y productividad, con el fin de obtener trabajo, como flor de ese cultivo. Guardando márgenes de credibilidad a la baja del desempleo a 7,8 por ciento hasta octubre, y a que 2 millones 575 mil personas se han favorecido con la creación de empleo en los últimos 3 años, es necesario mantener esa joya en cofre, dentro de una economía concertada entre lo público y privado, con los trabajadores.
Al abrirse la negociación para el salario básico legal, la mesa de concertación laboral tiene obligación de acudir a estrategias creativas generadoras de empleo, con énfasis en ciudades y poblaciones donde predomina la desocupación. Si Quibdó y Armenia encabezan la más alta desocupación, el Gobierno tiene que crear condiciones para hacer que las dos ciudades en mención reciban fuentes productivas en industria, agroindustria, e infraestructura, con exenciones tributarias para empresas que se animen a invertir donde está el desempleo.
No es aventurado sugerir esas mismas exenciones, para quienes fomenten empleo en regiones afectadas por violencia y narcotráfico, incluidas ahora en los planes de restitución de tierras y reparación social. Aunque sean medidas temporales es oportuno pensar y decidir en creación de empleo para el posconflicto. Esas exenciones se traducirán más adelante en reactivación económica y social.
La otra cara está en centros urbanos, donde aparte de grandes empresas nacionales y extranjeras, en industria y finanzas, se concentran comercio, hotelería, turismo y servicios, encasillados en horarios y costumbres establecidas desde el siglo pasado.
Por eso se requieren nuevos esquemas para activar empleo. Por ejemplo, Bogotá con 10 millones de habitantes, al absorber el anillo central de Cundinamarca, como localidades dormitorio, termina la actividad diaria en temporadas normales, en medio de congestión a las 9 de la noche. Cada vez se requiere extender esa franja hasta las 11 de la noche, como en principales capitales latinoamericanas. Sería decisión del Gobierno Nacional, para una actividad en línea con otras ciudades en las que el clima contribuye. Sin enredar legislación laboral, pueden buscarse acuerdos en salarios y prestaciones sociales para quienes trabajen en horario extendido. Algunos bancos, así lo hacen con acierto, en cuanto a servicio al público. Otros sectores pueden unirse a esa modalidad.
La tercera jornada, será una planta más, para que florezca el empleo, en actividad pública y privada. De paso, descongestionaría el sábado, día caótico en la capital.