Culminar lo iniciado
Distintos medios ciudadanos se inquietan sobre el futuro de reformas y acuerdos que hacen parte de actuales negociaciones económicas y sociales entre Gobierno y gremios, partiendo de la Reforma a la Salud, que indudablemente requiere cambios y ajustes en el proyecto original.
Se teme un bloqueo político de algunas campañas para frenar lo avanzado e imponer sus iniciativas en la siguiente legislatura. Ese panorama lo agitó debate preelectoral que prendió motores con la selección del candidato de un movimiento de reciente creación, en una convocatoria donde predominaron gritos, ofensas, amenazas y promesas de repetir una cartilla que el país ya conoció. Ojalá otros movimientos y partidos, próximos a convocar sus convenciones lo hagan basados en pensamiento y no con la emoción temperamental, que repite discursos de la vieja política de quienes creyeron que los buenos oradores colocaban la voz en el techo con palabras irónicas y ofensivas. En las arengas se acercaron más al Código Penal, que al convencimiento ideológico. Despertaron temores en la ciudadanía, cuando desde una tarima, utilizaron frases como, “que tiemblen,” “van a sentir miedo”, “se les acabará el jueguito”. Eso es colocar a sus opositores políticos, en el mismo nivel de quienes están al margen de la ley. Otra cosa es demostrarlo ante la justicia.
Incitan a la gente en concentraciones públicas, y hablan con reflexión y reposo, en declaraciones a radio y TV. ¿Entonces creen que lo considerado verdad se dicen solo en caliente? Con certeza, al ciudadano le representa pobreza de ideas y temor, frente a quienes les gusta saborear las antiguas recetas de dictaduras.
Es razón válida para entender por qué distintos segmentos de la juventud toman distancia, frente a partidos políticos. Se alejan más, cuando encuentran la lista de exlegisladores ante la justicia, por para-política, producto de la última década.
El tono agresivo ojalá no asome en las plazas públicas, a exacerbar y bloquear reformas y acuerdos. No se trata de defender una acción de gobierno, sino el beneficio para el ciudadano. La mezcla de política, reformas y diálogo por la paz, requiere equilibrio y moderación.
La Reforma a la Salud, por ejemplo, es susceptible de cambios si se acelera el debate entre Congreso, Gobierno y gremios, mediante conciliación inteligente, lejos de quienes han buscado negocio detrás de algunas EPS. De cierta forma -es razonable la compra de deuda de las EPS- para cubrir la obligación con hospitales públicos y clínicas particulares, antes que caer en un colapso. Lo mismo que se hizo en su momento para salvar al sector financiero.