TLC sin emoción
Distintos sectores del comercio exterior colombiano prenden sus luces intermitentes para hacerle seguimiento al Tratado de Libre Comercio que se inicia entre Colombia y la Unión Europea.
Una primera fase será tomarle la temperatura al comportamiento económico de los principales centros productores y compradores de la UE, que no han tenido fácil el camino de recuperación, al menos en el último año. Son algunas de las prevenciones que tienen los industriales nacionales en relación con Europa. Se trata de medir qué tan bien están los ingresos y su capacidad de pago a terceros países, más aún en condiciones de libre comercio, en su mayoría libre de arancel, tanto en exportación como importación.
Medios de pequeña y mediana empresa, a través de sus principales gremios consultados, guardan prudente distancia, sin descartar que el TLC con Europa tome vuelo el próximo año.
Alemania, Francia, Italia, Bélgica y Portugal, fueron los primeros, en hacer consultas con agencias de representación industrial de Colombia, y además enviaron una comisión a Villavicencio, donde establecieron diálogo directo con agroindustriales del Meta hace pocos meses.
Las Pymes vieron con buenos ojos el interés de los europeos por manufacturas y confecciones. Sin embargo, productos básicos encabezan potenciales compras de arroz, azúcar, frutas procesadas, vegetales y curtiembres. El intercambio actual cercano a 17 mil millones de dólares, incluye para Colombia, ventas de petróleo, carbón, flores y café. Tampoco se descarta repunte de oferta turística en los dos sentidos.
Europa sugirió a productores colombianos conformar alianzas empresariales para exportar. Un modelo que en medio de la crisis económica europea, facilitó con menores costos, la producción y abastecimiento a los 28 países de la Unión.
En los Llanos Orientales y la región denominada Media Colombia, Europa valora posibilidades de autoabastecimiento agrícola, además de campo propicio para investigación en biodiversidad y medio ambiente. El panorama puede ser alentador para Colombia, con importaciones que hacen empresas colombo europeas para el suministro de medicamentos a mercado nacional y latinoamericano.
No se desconoce que el perdedor es el sector lácteo, en desventaja frente a la cadena de subsidios que reciben industrias lecheras de Europa. Se anticipa que se buscarán acuerdos especiales.
El Tratado, aunque sin trasmitir emoción en la empresa colombiana, es oportunidad para impulsar plataforma industrial con valores agregados en el entorno comercial y social, donde se intensifique exportación con generación de empleo en distintos renglones. Así el TLC europeo asoma con más preferencia por productos y materias primas de la reserva agrícola del país, que debe convertirse en carta de oferta exportable, y no solo mantenerse como postal decorativa con paisaje de campos y ríos.