JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 20 de Junio de 2013

Película repetida

 

Gremios  de micro, pequeña y mediana empresa, aportan más elementos sobre el trasfondo del contrabando que tiene en jaque a la economía colombiana, tras poner sus garras sobre la gran mesa de los negocios de  comercio exterior. El aporte, a lo que se puede considerar como una alarma en crecimiento, es respuesta a observaciones hechas en esta columna, sobre realidades que se advierten con la invasión de productos, provenientes de China y Corea  que muchas veces se reciben como importaciones con absoluta legalidad.

Queda claro que se respeta en esta columna, la privacidad solicitada por los gremios del sector. Las redes de contrabando tienen sus antenas bien puestas con conexiones en sombras del delito. Además están junto a quienes deciden en Gobierno, fuerza pública y empresas privadas. El  avance tecnológico dentro de la globalización se utiliza en el funcionamiento de oficinas dedicadas a esta práctica, dentro de un marco de aparente normalidad en negocios. Están al pie de transnacionales legalmente constituidas.  Los expertos en contrabando se enteran primero de las disposiciones y estrategias para frenarlo.

Las Pymes precisan de manera concreta tres frentes, por donde se filtra más de un 70 por ciento de contrabando, apetecido por los asiáticos, quienes encuentran una oportunidad servida en bandeja, en esta puerta con dos océanos.  En terminales del Atlántico rige el lenguaje no verbal, para identificar grandes embarcaciones con toda clase de mercancías. Barcos que se distinguen por colores, logos y nombres en inglés o español, acreditan supuestas identificaciones como transportadores navieros. Ante autoridades portuarias actúan sus agentes con semblanza normal de ejecutivos, dispuestos a agilizar el trámite de mercancías, con señas y pocas palabras, para eludir la presentación de documentos.

El segundo escenario está en la frontera colombo-venezolana por La Guajira. Las embarcaciones entregan su mercancía a transportadores que inician su recorrido hacia el interior. Hay bodegas para depositar carga, en poblaciones intermedias y luego movilizarla gradualmente a distintas regiones.

La tercera escena está en frontera con Ecuador. Las mercancías provienen del Pacífico. Nombres, logos y marcas se alteran, con origen de supuestas industrias ecuatorianas. Fluye el dinero en efectivo en el puente Rumichaca.

Sin desconocer el esfuerzo de Policía y DIAN, todo parece indicar que los operativos contribuyen a enfrentar el contrabando, pero no lo erradican.  El contrabando es película repetida hace años. Ahora moderniza su guión, con fachada  y tecnología. O hay complacencia y negocio de alguien, con este delito, o falta creatividad para enfrentar la mafia más grande que golpea a la economía colombiana.