Regular es censurar
El episodio con la liberación de secuestrados dejó un capítulo de mal sabor para el periodismo colombiano, al momento de aplazarse por varias horas, la entrega de dos agentes de Policía en poder de la guerrilla. Como agrupación delictiva que es, no iba a mostrar a responsables del secuestro, ante una nube de periodistas.
Quienes tienen que pensar, organizar y actuar con inteligencia, para desarrollar esa función, son los organismos nacionales o extranjeros legalmente constituidos y autorizados por el Gobierno Nacional, para que se cumpla ese acto, dentro del Derecho Humanitario.
Saltan a la vista, como ejemplo, liberaciones en Afganistán, Pakistán y Libia, países con frecuentes secuestros. Las liberaciones se desarrollan en zonas definidas, dentro de estrategias que guardan distancias, entre protagonistas y prensa, sin impedir la presencia de medios informativos.
Al margen de la falla que pudo haber cometido el Comité Internacional de la Cruz Roja, y quienes participaron en la planeación, sorprenden por decir lo menos, propuestas que insinúan la necesidad de un estatuto regulador de funciones para medios de información, nacionales y extranjeros en cubrimiento de liberación de secuestrados.
“No podemos permitir que se convierta en Show mediático”, afirman autoridades civiles y militares. Están en lo suyo y tienen que responder por la forma como se organiza ese acto humanitario, pero en ninguna parte, se indica que la entrega de secuestrados debe ser oculta. Sería otro delito.
Quienes reclaman el estatuto, son voces de partidos y movimientos políticos, con apetito de Presidencia o de curul, por esta época pre electoral. Otra cosa es la responsabilidad de Telesur, canal venezolano. Se ubicó bajo el techo de quien acababa de cometer el secuestro. Desde esta columna hay que decir, que somos periodistas y no jueces. Cada uno responde de forma profesional, limpia y a la vista de todos.
El Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) observa que es precisamente en el Congreso de la República, donde se dejó de lado, La Ley Estatutaria para la Profesionalización del Periodismo, tendiente a evitar “la fauna” de oportunistas que ronda a los medios, así como la infiltración de todas las procedencias que deforman la esencia informativa.
Regular es censurar, en contravía de principios constitucionales que garantizan libertad, veracidad y oportunidad informativa.
A propósito: el país tiene ministerio de computadores, pero no de Comunicaciones. Se concentra más, la propiedad de Radio y Televisión; se adjudica a dedo, frecuencias de AM y FM; varias de esas emisoras, están apagadas, y se negocia a lo loco, compra, venta y arriendo de concesiones. Es un mercado popular con el espectro estatal.