Piedras: ¡que viva el subdesarrollo!
Los medios de comunicación informaron recientemente sobre la consulta popular realizada en el Municipio de Piedras en el Tolima. En dicha población con cerca de 5.000 habitantes se sometió a consideración del pueblo el ingreso o no de una multinacional (empresa formal y reconocida en el mundo), Anglogold Ashanti, para realizar una explotación minera.
Como era previsible de la sola forma como se realizó la pregunta de la consulta: "Está de acuerdo, como habitante del municipio de Piedras, Tolima, que se realicen en nuestra jurisdicción actividades de exploración, explotación, tratamiento, transformación, transporte, lavado de materiales, provenientes de las actividades de explotación minera aurífera a gran escala, almacenamiento y el empleo de materiales nocivos para la salud y el medio ambiente, de manera específica el cianuro y/o cualquier otra sustancia o material peligroso asociado a dichas actividades y se utilicen las aguas superficiales y subterráneas de nuestro municipio en dichos desarrollos o en cualquier otro de naturaleza similar que pueda afectar y/o limitar el abastecimiento de agua potable para el consumo humano, la vocación productiva tradicional y agrícola de nuestro municipio”, el resultado fue un contundente no. Me pregunto yo si alguien en sano juicio contestaría sí a la pregunta.
De entrada cabe decir que si me preguntan en una consulta que si quiero que en mi ciudad atenten contra mi vida por un desarrollo productivo, la respuesta es obvia y no es necesario, ni siquiera hacer la consulta. Tristemente la pregunta estaba sesgada y era claramente mentirosa y contraria a la naturaleza del negocio a desarrollar por la multinacional. La pregunta, además, contradice las buenas prácticas de la multinacional en mención en otros países que han sido inteligentes en el desarrollo minero.
Lo grave de este hecho es que confirma la animadversión que viene “in crescendo” en la opinión pública en contra del legítimo desarrollo minero, con el peor resultado de que lo anterior está espantando a la minería formal y tecnológicamente avanzada, dándole vida y alimentando el desarrollo informal, ese sí contrario al medio ambiente y al desarrollo, y tremendamente inconveniente en materia laboral y de empleo.
Para no ir muy lejos en julio 24 de 2013, la revista Bloomberg Businessweek empieza a prender las alertas en los inversionistas internacionales sobre el deterioro en el clima de los negocios para la minería en Colombia. Por primera vez en varios años, una publicación internacional comienza a hablar de nuevo de las dificultades de hacer negocios en el país y pone el semáforo en amarillo.
Con consultas tan mal hechas como la anterior y con serias debilidades en la política de desarrollo minero, lo que estamos alimentando todos los días es a una minería ilegal aparentemente conectada con los grupos guerrilleros y poco interesada en la sostenibilidad empresarial.
Triste que teniendo un activo tan valioso en materia minera, Colombia siga la senda de los países subdesarrollados de fomentar la informalidad y creer que así estamos generando crecimiento.