Sapos muy grandes para la paz
SAabemos que tenemos que tomarnos varios “sapos” con las negociaciones que esperamos lleven al fin del conflicto. Sabemos también que en esos escenarios los actores involucrados en la negociación suelen pedir cosas absurdas y reclamar más allá de lo posible y de lo conveniente. Sabemos también que en dichas negociaciones la guerrilla está acostumbrada a mentir sobre sus ideales y sobre sus intereses. Todo eso lo sabemos, y mucho más, pero en las primeras conversaciones de Oslo y Cuba, hemos acumulado bastantes y aburridos “sapos”. Puede ser hora entonces para que el Gobierno revise su estrategia y posiblemente asuma una posición más dura, o de lo contrario iremos entregando y entregando a una guerrilla que sabíamos estaba debilitada. Las negociaciones dan la sensación de que se están realizando entre dos actores con capacidad de negociación y casi de “tu a tu”.
De Oslo quedamos sorprendidos con dos cosas, de un lado la expresión mentirosa de la guerrilla según la cual no tenían a nadie secuestrado. Eso no se lo creen ni ellos mismos y la verdad es difícil arrancar un proceso serio con esa afirmación. De otro lado, quedó el sinsabor de una guerrilla que parece dividida en dos, y en donde aquella que vive del narcotráfico, parece muy poco interesada en el tema de las negociaciones. Afortunadamente se ratificaron los acuerdos preliminares de negociación y por eso pasamos la página de haber también permitido un show mediático a la guerrilla innecesariamente.
Ahora en Cuba vuelve y juega lo mismo de antes. En primer lugar no puede ser aceptable en estas negociaciones volver a los “acuerdos espectáculos” en los que una terrorista (Tanja) sale a decir que ellos no son culpables sino inocentes víctimas que conforman una alegre pandilla. La verdad es que a la “Robin Hood Europea” se le olvidan las masacres, Club el Nogal, las bombas artesanales, las minas, los atentados a la población civil, el delito de la producción y distribución de droga y mucho más. Una negociación seria no puede permitir este abuso mediático y menos si es evidentemente falso.
Y lo que algunos preveían con pesimismo, parece viene de nuevo. Me refiero a ese espectáculo de los foros del Caguán con los que se copaban los canales de televisión para oír a los terroristas hablando de políticas de Estado. Como si supieran algo sobre esas políticas y peor aún como si nos interesase discutir políticas con una minoría violenta del país.
Pues se nos avecina un “Foro de Políticas de Desarrollo Agrario Integral”, nombre pomposo y apropiado para un evento académico, pero de ninguna manera adecuado para una negociación con la guerrilla. De cuando acá la minoría violenta del país debe opinar y proponernos algo sobre la política agraria o de desarrollo agroindustrial.
Las políticas de Estado se discuten en el Congreso de la República y a ellas se llega haciendo política y con votos, no en negociaciones privadas o foros “pseudo académicos”.