Injusticias con servidores públicos
En Colombia estamos dando ejemplo todos los días de cómo lograr que menos personas se interesen por la función pública y crear los incentivos necesarios para que dichos escenarios tristemente terminen en manos de los corruptos o de los ineptos. La estrategia ha sido hábilmente complementada por los jueces y las nuevas leyes, incluido el Estatuto Anticorrupción, que motiva a los conocedores de la función pública y a los potenciales buenos funcionarios a nunca aceptar un cargo en el sector.
Hace algunos años hubo un gran artífice de todo lo bueno que se realizó en Bogotá, le puso el pecho a la brisa, y lograba resultados que para la gran mayoría eran francamente sorprendentes. Avenidas como la Ciudad de Cali, las ciclo-rutas, la Avenida Villavicencio, la Novena de la 106 a la 116, entre cientos más de obras, fueron logros de quien hoy aparece injustamente en la “picota pública”. El mensaje de la jueza Yahaira Pacheco, no puede ser más injusto. Ahora a los funcionarios que actúan, que corren riesgos, que hacen obras, se los gradúa de corruptos por errores técnicos, en los que ni siquiera participaron ni eran de su responsabilidad directa. Pero peor aún, la justicia de la Jueza le impone sanción de 10 años al que no tiene que ver con el tema y al constructor 10 meses. De pronto esto hace parte de la justicia espectáculo y justicia mediática que hace carrera en el país en donde el interés es figurar, para posiblemente aparecer ante la opinión pública. Se nos olvida, que la buena justicia, es ciega por naturaleza y no necesita “show” para ser mejor.
Quien oye la noticia se pregunta además de la injusticia por la desproporción de las sanciones. Cómo es posible que en el carrusel de la contratación se impongan sanciones inferiores (en donde hubo dolo, mala intención y robo del erario) a los diez años que se le imponen ahora a Andrés Camargo, exdirector del IDU. La demostración de su buena conducta es que a diferencia de los del carrusel que se quedaron buen tiempo en Miami con orden de captura, Andrés Camargo se presentó de inmediato a la justicia en el momento que recibió medida de aseguramiento. Esta es una muestra más de gallardía, de alguien que sabiendo que la medida es injusta, responde con valentía al llamado de la justicia.
¿A quién en su sano juicio se le puede ocurrir que los errores técnicos se vuelven temas penales? Medidas como esta, sumadas a las pésimas remuneraciones, y a la cacería de brujas, están haciendo que el mejor talento rechace al sector público y lo vea como su última opción. Mucho tendríamos que aprender de países del Asia como Singapur, en donde por el contrario se atraen a dicho sector a los mejores profesionales, y en donde siendo duros con la corrupción, se entiende, como en el sector privado, que dista mucho el error técnico de la deshonestidad.