JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Jueves, 4 de Octubre de 2012

Buenas y malas noticias económicas

 

Recibimos recientemente las cifras de crecimiento y empleo de la economía colombiana. En ambos casos se puede hablar de noticias buenas, malas y regulares. Por el lado de las noticias positivas destacamos un crecimiento del Producto Interno Bruto que fue muy superior al esperado, situación que es aún más satisfactoria cuando se comprueba que el desastre económico sigue rondando a los países desarrollados y en especial a Europa. A pesar de esto es positivo que la economía colombiana mantuviese un buen ritmo, con una tasa de crecimiento del 4,9%. La mala noticia es que dentro de los sectores más golpeados aparecen el agropecuario y especialmente la industria, esta última sin crecimiento en el último trimestre.

Atado al crecimiento de la economía está el tema del empleo, que sin duda representa una de las variables económicas más importantes, y que tradicionalmente reacciona con cierto rezago al comportamiento del crecimiento de la economía.

En materia de empleo, la buena noticia es que Colombia alcanzó después de muchos años, una tasa de desempleo de un solo dígito, reportando un desempleo del 9,7%. Esta buena noticia se hace mejor cuando se comprueba que dicha reducción en la desocupación se da a pesar del crecimiento de la tasa de ocupación (personas que expresan el interés de trabajar o que están buscando nuevas oportunidades de empleo), a pesar de la desaceleración de la economía y con muy sobresalientes resultados en el empleo rural y en los municipios del país distintos a las 13 grandes ciudades metropolitanas.

Dicho lo anterior, las malas noticias son que el subempleo sigue creciendo (pasando del 31,3% al 33,1%), y que en ciertas regiones del país el desempleo sigue siendo muy alto, cual es el caso de Quibdó, Pereira, Ibagué y Popayán. Ciudades que históricamente han sufrido el tema de empleo y donde aún no llegan las mieles del crecimiento, de la equidad y del mejor comportamiento de la economía colombiana.

Si nos preguntamos, qué sigue hacia adelante, vale responderse que debemos ser medianamente optimistas. Es un hecho que la desaceleración mundial es inevitable (ya la Cepal anunció revisión de metas de crecimiento en América Latina), situación que puede frenar nuestras economías por la vía de menos exportaciones. De igual modo, hay síntomas de menor crecimiento en el comercio (como lo expresan en privado las cabezas de los centros comerciales y de las grandes cadenas), y todavía hay un tufillo de preocupación por el tema de seguridad y desconfianza en ciertas regiones del país, que pueden afectar la inversión y el consumo.

Sin embargo, la carta de juego del Gobierno Nacional lo constituyen los 25 billones parqueados en el Banco República para inversión en obras civiles, los inciertos logros que reporte el proceso de paz, así como los efectos a mediano plazo de la reforma tributaria que se empieza a comentar.

Estamos pues ante la eventualidad de, o retroceder en empleo, o por lo menos sostener la cifra actual. Amanecerá y veremos.

jrestrep@gmail.com