COSAS QUE PASAN
Vergüenzas nacionales
En fecha reciente, en el Salón Boyacá del Capitolio Nacional, convocado por las directivas de la Universidad la Gran Colombia y el más destacado de sus exalumnos, el jurista Horacio Gómez Aristizábal, se realizó un excelente foro en el cual se escucharon reflexiones importantes sobre las reformas constitucionales que cursan y otras quereclama con urgencia nuestra patria colombiana.
A propósito del convocante, doctor Gómez Aristizábal, aunque consta que jamás ha buscado y que incluso ha rechazado altos cargos en el servicio público o privado porque su vocación ha sido un exitoso ejercicio profesional, creemos que en el corto plazo; por su inteligencia, su condición de exalumno, su capacidad de convocatoria y de servicio a la cultura desde dentro y desde fuera de las aulas, debe ser el próximo rector de su universidad que también es la nuestra.
En el foro del Salón Boyacá, en el breve espacio que se nos pudo brindar, esbozamos dos viejos y conocidos temas que preocupan o, mejor, debieran preocupar seriamente a todos los ciudadanos pensantes de nuestro país: la irrefrenable proliferación de reformas constitucionales y el llamado choque de trenes.
En cuanto a lo primero,ojalá que la actual sea nuestra última reforma constitucionalen mucho tiempo, ya que, mientras que, como puede verificarse, la mayoría de los países del mundo de hoy, durante los últimos veintitrés años, no ha modificado su Constitución política, o la ha modificado apenas, una, dos o máximo tres veces; en cambio, nosotros en Colombia hemos modificado nuestra Carta Constitucional, la bobadita de treinta y nueve veces en ese mismo lapso de 23 años. Es como para ponerse a llorar y sentir vergüenza porque en muchos países podrán reírse de nosotros, especialmente de nuestra clase política directiva.
De otra parte, todo el mundo ha oído hablar del llamado choque de trenes, situación que también está marcando la justicia colombiana cada vez que, por alguna razón y en alguna forma se enfrentan entre sí dos o más de las cuatro altas cortes que tenemos, o en general se enfrentan dos entidades igualmente poderosas. Sobre todo el choque de trenes entre altas cortes, quizá se arreglaría con un artículo que pueda introducirse a la reforma en marcha, ordenando que la Corte Constitucional mediante el mecanismo de tutela u otro, sea único organismo de cierre en cualquier asunto o litigio. Si lo anterior no es posible, como ya lo ha insinuado la propia Corte Constitucional en una sentencia, el asunto se podrá solucionar aplicando el Art. 104 de la Constitución sobre consulta al pueblo, como creemos tendrá que hacerse con el acuerdo de paz que todo índica se logrará en La Habana -Cuba-.