Me sumo a Santos
Hace unos treinta años, fui colaborador eventual del periódico El Tiempo y,
como es natural, leía las columnas permanentes de Juan Manuel
Santos, actual Presidente y candidato. Desde entonces conocí a JMS como
persona honorable, inteligente y conocedora de las realidades políticas
y económicas de Colombia y del mundo. En muchos círculos políticos, financieros e intelectuales ya se le consideraba presidenciable. Una persona con excelente preparación académica en las más prestigiosas universidades del mundo.
Hace 20 años, en un acto cultural, mi entrañable amigo, Jaime González
Parra, uno de los colombianos que mejor conoce el idioma castellano y que
precisamente nos enseñó a escribir para el público, a JMS y al autor de esta
nota, me presentó personalmente al actual Presidente de la República.
Hace doce años, en un acto político, Juan Manuel Santos me saludó cordialmente y hasta tuvo
la grave exageración de decir en público que me conocía y me consideraba
un excelente escritor.
No obstante todo lo anterior, y a pesar de que Jaime González me invitó a
ello, no voté por JMS para Presidente. No lo hice porque lo vi rodeado del
expresidente Álvaro Uribe y muchos de sus secuaces.
El próximo 25 de mayo, con las mil personas que conmigo hacen
micropolítica, me sumaré en las urnas al presidente candidato Juan Manuel Santos . Lo haré
por tres razones principales: la primera porque la paz que ya avanza
positivamente en La Habana, es un compromiso de todos los colombianos
con nuestra Patria y con el mundo entero. La segunda porque me da
miedo físico del candidato del expresidente Álvaro Uribe, persona a quien,
mientras no presente las pruebas que ha dicho tener de dineros calientes en
la campaña 2010 que él lideraba; al igual que el expresidente César Gaviria,
lo seguiré considerando un mentiroso.
Por una tercera razón, con mis amigos, votaré por el presidente-candidato Santos porque ahora es el único de los candidatos presidenciales que tiene asegurada una amplia
gobernabilidad, según los pasados resultados electorales para Senado y
Cámara, y porque podrá dedicarse a gobernar en serio y en grande para
Colombia y no a buscar otra reelección.