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Eliminar la Conciliación
Según informó El Nuevo Siglo del día 5 de junio pasado, bajo titular a cuatro columnas, hay un nuevo intento de reformar las Comisiones Accidentales de Conciliación y para ello existen dos proyectos: uno en la Cámara de Representantes, y otro en el Senado de la República. Este último proyecto, continúa la información, está respaldado por Cambio Radical, el partido de la U y Alianza Verde; en la Cámara de Representantes cursa el proyecto de la congresista Sandra Liliana Ortiz Nova.
En nuestra simple calidad ciudadana y porque ello puede servir al país, respetuosamente queremos recordar a los señores congresistas que los ingleses creadores de la institución Congreso y del bicameralismo que da origen al enfrentamiento de textos diferentes para una sola ley, han sabido crear también la mejor y más expedita solución a ese enfrentamiento.
En el Reino Unido de hoy y en otros países bicamerales se determina previamente en cuales asuntos de la legislación primará siempre el texto de la Cámara Alta y en cuales primará el de la Cámara Baja. Por ejemplo, en los asuntos referentes a tributación y economía se deja siempre la última palabra a la Cámara Baja, organismo más representativo de las clases populares; en cambio en los asuntos de carácter internacional, también por ejemplo, se dejan a la Cámara Alta o Senado.
Hoy tenemos en Colombia el peor de los sistemas, consistente en someter los textos discordantes a comisiones de conciliación no suficientemente reglamentadas que ya en varias oportunidades han causado algo así como catástrofes jurídicas y han dado al traste con iniciativas que el país necesitaba con angustiosa urgencia.
Alguien anotaba que en nuestro actual sistema de conciliación legislativa, muchas leyes trascendentes y la generalidad de las reformas constitucionales por Acto Legislativo, no terminan hechas por un Congreso de dos Cámaras, ni de una Cámara, sino por una camarilla.
La solución ahora, no es reformar lo existente sobre conciliación sino suprimirla o eliminarla, haciéndola innecesaria. Ya existe la división en comisiones, conocedoras de asuntos determinados; establecer los asuntos de cada comisión que definitivamente estén asignados a una Cámara u otra es algo que parece fácil y de conveniente sencillez.