Perdón y sinceridad
Sin duda, el país debe continuar esforzándose por alcanzar la paz, mediante el diálogo y el entendimiento, siguiendo un proceso de negociaciones que la mayoría de los colombianos apoyamos con decisión y esperanza.
Como lo hemos expresado en otras ocasiones, elemento fundamental para el logro de los objetivos buscados radica en el reconocimiento de los crímenes cometidos por parte de todos los actores armados que han participado en este largo y doloroso conflicto, y en la incorporación de las víctimas al proceso, con miras a la reconciliación, al perdón, a la reparación y a la garantía -naturalmente derivada- de la no repetición de actos como aquellos de los que hoy se arrepienten los victimarios. Al menos así lo afirman, y de ello es muestra -en el caso de las Farc- la petición de perdón de Iván Márquez a Constanza Turbay Cote, única sobreviviente de una familia masacrada hace 19 años por esa organización en Caquetá. “Lo de las Farc con tu familia fue un error muy grande. Yo te pido perdón (...) Tu hermano Rodrigo era un gran hombre”, expresó el guerrillero a Constanza durante el primer encuentro de los negociadores con las víctimas en La Habana.
Lo que todos esperamos es que manifestaciones como esta se sigan produciendo, tanto de parte de las Farc como del Estado y en general de todos aquellos que se reconocen como victimarios. Pero sobre todo esperamos que no sean simples fórmulas teóricas o frases vanas -porque ello sería hipócrita y de nada serviría-, sino que sea sincero. La “contrición de corazón” de la que habla la Iglesia en torno del sacramento de la penitencia, que debe estar acompañada necesariamente del que ella denomina “propósito de enmienda”. En términos jurídicos, el reconocimiento de los crímenes; la asunción de la responsabilidad ante las víctimas; la reparación integral de las mismas y la garantía de no repetición.
Pero conviene hacer énfasis en el último de los puntos: la garantía de no repetición. Tiene que ser general y de aplicación inmediata. Es decir, no se trata de asegurarle a Constanza Turbay Cote que no volverán a asesinar a sus familiares -que, entre otras cosas, no le dejaron ninguno-, sino de garantizarle a la sociedad colombiana que, desde ya, crímenes como ese no se volverán a cometer y por eso se está pidiendo perdón.
Pero, en contradicción con todo lo dicho, las Farc siguen incurriendo a diario en nuevos crímenes. ¿Hay sinceridad?