Arrodillados
Decía Álvaro Gómez, durante la presidencia de Samper, que en Colombia había conservatismo pero no partido conservador. Destacaba cómo la política colombiana y su lógica de puestos y favores era la encargada de fortalecer la crisis que sufrían los partidos por ese entonces.
La vigencia de las palabras de Gómez parece hoy un vaticinio más que una reflexión pasada, revelando que la podredumbre de nuestras instituciones no es un fenómeno contemporáneo sino una tradición política. Ideología, valores, autoridad y los principios, son palabras que no existen en el diccionario de los políticos que administran el país. Para ellos las diferencias ideológicas no existen. Lo que existe es su propia capacidad de perder la vergüenza a medida que sus carreras toman vuelo.
Escribo esto pensando en la forma sumisa en que el Partido Conservador responde ante la posición adoptada por el expresidente Pastrana frente a la relación entre Santos y Samper, y en consecuencia frente a la reelección del hoy Presidente.
Más allá de argumentos la realidad es simple: Pastrana habla desde su convicción personal, desde sus principios. El Partido Conservador responde defendiendo su oportunidad de arrodillarse a recoger las migajas burocráticas que la maquinaria del Presidente desecha y tira desde la ventana.
Dicen los analistas que el perdedor es Pastrana porque con su posición pierde influencia sobre el Partido Conservador. Se equivocan, gana Pastrana que no vende sus principios, que no juega como un camaleón a vestir su ideología de acuerdo con las necesidades del gamonal de turno.
Me pregunto qué diría Álvaro Gómez hoy, al ver que su partido se une a una coalición con el que entonces él consideró como el Presidente que se debería caer. Disputando un puesto y no una tesis.
@barrerajavier