No es favor
Las cosas en orden, o como dicen popularmente: primero la primaria. No deja de sorprender el desconocimiento y la soberbia con que las Farc abordan el asunto del conflicto armado en Colombia y la posible negociación de paz. El Gobierno está cometiendo un error al permitir que las Farc, en cabeza de su cúpula de cínicos ideólogos del pasado, asuman el proceso a partir de las peticiones y condicionando sus responsabilidades. Parece que en La Habana las partes no entienden que la paz es resultado de una negociación y no un favor que ese grupo narco-guerrillero le hace al país.
No pretendo decir que la realidad colombiana no ofrece argumentos para cuestionar nuestras instituciones y la forma en que se ejecuta la política nacional. Sin embargo, eso no justifica que se ignoren las cuotas de responsabilidad de esa organización. Principalmente porque, a pesar de que los argumentos/mentiras de las Farc tengan un sustento válido o no, sus acciones responden a una conducta tipificada como criminal. Su economía se sostiene sobre el negocio del narcotráfico y ahí ya es imposible pensar que ellos merezcan un trato diferente al que se da a cualquier persona que incurra en esta actividad (por no hablar de crímenes de lesa humanidad).
Acaso no están pagando cárcel los líderes paramilitares por su participación en el narcotráfico. ¿Qué le hace pensar a la cúpula de las Farc que ellos son diferentes, que ellos sí son legítimos y que por eso se deben medir con una normativa especial? ¿Qué les hace pensar que pueden ignorar deliberadamente el dolor que han causado a los colombianos? Se equivoca alias Timochenko al creer que la sociedad colombiana le debe abrir los brazos a él y a toda su recua de traficantes si se firma un acuerdo. Por el contrario, si la mayoría de la población colombiana sueña con verlos tras las rejas, o extraditados, es gracias a que han sido ellos los encargados de burlarse del país. Tan criminal es la organización que me atrevo a apostar que si mañana se firma la paz, no se van a desmovilizar todos los “guerrilleros” como ingenuamente asegura Timochenko. Por el contrario, esa afirmación lo que demuestra es que ese grupo armado está tan perdido que hasta su cabeza desconoce el verdadero motor de esa máquina de maldad, demostrando que su comprensión de la realidad está trastocada.
En mi opinión lo más difícil del proceso de paz no es desmovilizar combatiente sino lograr que las Farc abran los ojos y se reconozcan como lo que son, que entiendan que perdieron el rumbo hace muchos años y que su estructura es en realidad una copia de los vicios que su idealismo quiso combatir.
@barrerajavier