Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 1 de Abril de 2015

LA VIDA SE VINCULA CON ELLA

Meditación sobre la verdad

A  Jesús lo crucificaron porque afirmaba ser el Mesías. Los pontífices judíos consideraron que ponía en peligro el dogma religioso, el gobernador romano, Poncio Pilatos, se lavó las manos y desoyó a su esposa quien le solicitaba que lo soltara porque era inocente. Anás y Caifás asumieron la responsabilidad de la condena, de la crucifixión junto a Dimas el ladrón bueno y Gestas el malo, ambos reos  a su lado. El discípulo, Judas Iscariote, quien lo entregó por 30 monedas de oro, no las disfrutó, se suicidó, fue  traidor.  Meditamos en la Semana Santa sobre la aplicación de la sentencia injusta, lo cual ratifican los cristianos a través del tiempo y aún quienes no  le reconocen su condición de Hijo de Dios, encarnación del mismo y Salvador. 

Las consideraciones para que la verdad no sea sospechosa, como en la obra de Juan Ruiz de Alarcón tiene, al igual que en las conmemoraciones de estos días, proyecciones trascendentes. Se refieren a la relación entre  delito y pena. La aplicación de la justicia se discute porque ella debe enaltecerse, ser aplicada por personas respetables. Se relaciona con equilibrio y verdad. Así  sea cierto que “nada es verdad o  mentira, todo depende del cristal con que se mira”, hay parámetros  para un marco de la verdad. Los indicios y las pruebas deben encauzarse en forma recta contra quienes son sindicados de transgredir la ley. La vida se vincula con la verdad así carezcamos de certeza sobre ella y en Colombia debemos continuar a su encuentro para conocer, por ejemplo,  qué aconteció con los crímenes de la violencia fratricida, con la violación de los derechos humanos, en el empeño de entender cuanto concierne con el proceso de paz, con temas  permanentes de diversa índole.

En cuanto a la crisis de la justicia, a la politización de la rama judicial, a la corrupción en la misma, es protuberante, pero su generalización mala. Me niego a creer que la mayoría de los magistrados y jueces sean corruptos. Valoro la capacidad de trabajo de funcionarios probos, pero si se tienden  cortinas de humo, los árboles nos impiden ver el bosque. Requerimos hallar la verdad, que las investigaciones avancen con conclusiones y sanciones. No entiendo por qué la Corte Constitucional demora en declarar impedido e inhabilitado al magistrado llamado a indagatoria por la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes que posee serios indicios en su contra por la comisión de delitos. Pésimo que  entre el  “yo acuso, tú acusas, él acusa”, la verdad se esconda. Como dice Cervantes, “la verdad bien puede enfermar, pero no morir del todo”. Un  propósito colectivo: encontrarla. Sin ella, el Estado de Derecho tiende a desaparecer y la sociedad colapsa.