Acomodamiento
HA sido positiva la tregua y el esfuerzo por culminar el acuerdo con las Farc, pero negativo el empeño de acomodar la Constitución al convenio en detrimento de los principios de generalidad e igualdad. El respeto por la Carta tiene que ser completo, no menguado con la introducción de un texto para garantizar beneficios pactados. En su momento corresponderá a la Corte Constitucional cumplir su misión de guarda del ordenamiento jurídico y definir si es exequible.
Me remito al comunicado conjunto emitido por el Gobierno y las Farc, que señala: “En desarrollo al derecho a la Paz, el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera constituye un Acuerdo Especial en los términos del artículo 3 común a los Convenios de Ginebra de 1949. Con el fin de ofrecer garantías de cumplimiento del Acuerdo Especial, una vez este haya sido firmado y entrado en vigor, el anterior ingresará en estricto sentido al bloque de constitucionalidad para ser tenido en cuenta durante el periodo de implementación del mismo como parámetro de interpretación y referente de desarrollo y validez de las Normas y Leyes de Implementación y desarrollo del Acuerdo Final”
Se nos invita a aceptar que se eleve a norma constitucional lo que diga un documento todavía no suscrito creando un hecho de impredecibles consecuencias. El discurso tiende a que el fondo es lo de menos, confiemos, dejemos de lado prevenciones, postura diferente es oposición a la Paz y nos encontramos en la altisonante discusión alrededor de la estrategia electoral para conseguir votos en la celebración del plebiscito con la utilización del término blindar. La Paz no se blinda al igual que los tanques de guerra y la conveniencia de los actos de Estado no debe argumentarse con dicho lenguaje.
El proyecto de Acto Legislativo, sin antecedentes en nuestra historia, aprobado ya en siete debates para satisfacción del señor Presidente y de las Farc, perjudica al sistema democrático. Pasar de la confrontación armada a un nuevo conflicto y sostener “primero el artículo especial y lo demás después” conduce a que “lo demás” quede en la nebulosa. “Lo demás” es lo pactado en La Habana, respecto de lo cual llegan solamente fragmentos. ¿Cómo dar el sí al “acuerdo especial” que se zambulle en la Constitución con respaldo de los senadores y representes de la coalición gubernamental, comprometidos a votarlo sin modificar una coma, cuyo contenido y verdadera extensión, buena y mala, conoceremos dentro de meses o años? Eso no permite la consciente participación ciudadana. Injusto pedir a los colombianos la firma de un cheque en blanco en materia tan importante.