Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 13 de Abril de 2016

El nuevo matrimonio

 

Por Jaime Pinzón López

MATRIMONIO y mortaja del cielo bajan. La Corte Constitucional, aun cuando  falta  la ponencia que debe aprobar la sala plena,  confirma el derecho de las parejas del mismo sexo  a unirse en matrimonio. Colombia  es el vigésimo tercer país en avalarlo, con base en la igualdad  y los vínculos solemnes reconocidos desde el 2011  elevan su categoría. Los jueces y notarios seguirán  celebrando contratos con efectos  legales amparados en la sentencia del alto Tribunal. La decisión de casarse o no casarse compete a hombres y mujeres quienes determinan libremente su estado civil, así la iglesia  mantenga la posición de que el matrimonio  debe coincidir con el sacramento católico el cual reitera el criterio de permanencia de la familia tradicional y el objetivo de   la   procreación. El fallo de la Corte se relaciona con una realidad inherente a la manifestación emocional y erótica del ser humano, a la integración  igualitaria.

La comunidad LGBTI está de plácemes, había  obtenido el reconocimiento de sustitución pensional para sobrevivientes, herencia en  la unión marital de hecho, visita conyugal y adopción, respecto de la cual existen  posiciones encontradas en el Congreso donde se gesta un referendo en contra de otorgarla a parejas del mismo sexo teniendo en cuenta  observaciones sobre   protección y formación  de los niños. En cuanto a demostraciones públicas de afecto, la Corte hace cinco años  dio la razón a los demandantes expulsados de un centro comercial de Cali por besarse. 

El desarrollo de la providencia,  con sus alcances, toma tiempo.    Que cada quien adopte la decisión de casarse o no casarse  corresponde al libre albedrio, al igual que recurrir al divorcio cuando las cosas no funcionan.  En el nuevo matrimonio  corresponde confirmar las causales de divorcio,  en su mayoría  las mismas que rigen para el matrimonio heterosexual.  Me hubiera gustado escuchar la opinión de Oscar Wilde,  pero como ello no es posible simplemente  la imagino.

Con independencia de la parte afectiva  hay aspectos que conviene tocar, por ejemplo, crece el número de matrimonios heterosexuales,  contraídos por personas jóvenes con mayores, convenios concertados por motivos  económicos alejados al sentimiento del amor, tendientes a conseguir sustitución de pensiones. El tema se amplia y habrá bodas en las cuales heterosexuales afirmen ser homosexuales en el camino de concretar  adquisición de beneficios materiales. Difícil evitar que ello ocurra,  el tema debe estudiarse con cuidado.

Deseo  suerte a quienes contraigan matrimonio gay, ojalá que lo piensen  antes de suscribirlo. Alejandro Dumas decía: “El amor es física, el matrimonio química.” En ocasiones los compromisos permanentes duran  menos.   El dilema estriba en qué es mejor ¿Casarse o no casarse?