UNA MIRADA AL PAÍS
Frente a la anarquía
COLOMBIA vive un período de anarquía, de lenguaje destemplado, se anuncian cortes de luz como consecuencia del prolongado fenómeno de El Niño y daños en las termoeléctricas -vendieron Isagen a un solo postor, en contra la opinión pública-; el agua no llega, la suscripción del acuerdo de paz tampoco; el escándalo de Reficar aumenta; subsiste la incertidumbre sobre la reforma tributaria; las empresas petroleras se van; la frontera con Venezuela después de un semestre continúa cerrada; el señor Fiscal insiste en el costoso y extraño sistema de investigación Springer; hay paro judicial por los centros de atención; la detención de Santiago Uribe adquiere tintes de persecución política; según los analistas si hubiera hoy plebiscito la inmensa mayoría de los ciudadanos lo votaría negativamente; en el Congreso se rehúyen debates; las investigaciones en la Policía tocan a una institución respetable; la justicia transicional recibe críticas fundadas, tendría inmenso costo y el riesgo en cuanto al fortalecimiento del narcotráfico, considerado delito conexo con la actividad guerrillera; se resalta el principio jurídico de que no hay derecho contra derecho; el desempleo sube y la corrupción no para. Ninguno sabe qué decidirá la Corte Internacional de la Haya en referencia a las dos nuevas demandas de Nicaragua, ni existe claridad respecto de la sentencia del 2012, de imposible cumplimiento, que parcela el mar. Un cuadro así es de anarquía.
El presidente Juan Manuel Santos estudia un cambio de gabinete ministerial con repartición milimétrica de las carteras entre los partidos solidarios con el Gobierno, que no moleste a las Farc, insuficiente de cara al país. Algunos de los ministros actuales son competentes, pero su labor se pierde dentro de compartimentos estanco y otros u otras confunden funciones, emiten trinos inoportunos, con desenfrenada actividad de desayunos, almuerzos y cenas clientelistas. Asuntos importantes se atrasan por el frenesí coyuntural de mantener peleas mal cazadas, en ocasiones con olvido de haber colaborado en el gobierno anterior del presidente Álvaro Uribe Vélez.
La situación preocupa, las centrales sindicales y los transportadores convocan a un paro nacional y el Centro Democrático a movilización popular de protesta. El señor Santos fue reelegido en certamen democrático, pero su favorabilidad de imagen ha descendido al 11%. No desconocemos aciertos desdibujados por las equivocaciones. Basta lo anterior para reclamar un viraje total que acerque y no distancie. Es hora de actuar con sindéresis, de aceptar y corregir errores, de no escuchar el coro de los áulicos empeñados en endulzar el oído del mandatario. Quienes estamos ya por encima del bien y del mal, no callamos cuando el pueblo trina.